Antes de empezar con el post en sí, quería disculparme por mi ausencia en vuestros blogs. Ahora que previsiblemente contaré con más tiempo espero subsanar este descuido. Como veis, tampoco he actualizado mucho mi blog, supongo que eso vale como eximente...
Ahora toca hablar del final. Del final del curso, no el del verano, pese a que le pese a Chanquete. Quién nos iba a decir en septiembre, cuando se veía una especie de montaña inabarcable, que acabaríamos por llegar a la cúspide. Y ha sido demasiado rápido. Todos los cursos pasan así, volando. Cuando mejor estás, llega el momento de la despedida. Aunque seamos honestos, el cansancio ya hacía mella. Yo no sé si el cansancio o mi despiste generalizado, pero el ritmo de perder cosas estaba acrecentándose de forma peligrosa.
Hoy hemos entregado las notas. Con prisas, para variar, entre que han abierto el instituto tardísimo y el horario de secretaría va por su propia cuenta. De modo que casi a falta de media hora ni tenía las notas. Apenas me ha dado tiempo a pensarme las dedicatorias que les he puesto en los boletines. Les he dado las gracias por la tutoría que he tenido (sin ironías), he echado la bronca a los que se han sobrecargado de suspensos y a casa.
Alguna despedida que otra (hay que escabullirse de ese momento, puede ser peligroso, no vayas a ponerte sentimental...) y a esperar a septiembre, aunque mi porcentaje de suspensos ha sido paupérrimo. En música, sólo he suspendido a los que han abandonado y a una niña que se merecía un castigo porque pese a mis avisos porque se estaba descuidando ha seguido en sus trece. En refuerzo, todos aprobados (entre que la asignatura es lo que es y que la mayoría van a Garantía...); en mi tutoría, dos suspensos (los que no hacen nada) y en 4º uno (otro que tal baila). Lecturas para verano, la confección de un diario de las vacaciones, ordenar el cuaderno y estudiar un poco.
El viernes claustro y a descansar. A lo mejor a mi compañera de lengua le deja de llamarme "pibón" por los pasillos (le encanta ponerme colorado), esté vacío o lleno de profesores y alumnos y podré respirar tranquilo, jeje. Lo malo es que lo más seguro no pueda repetir aquí porque con la descoordinación habitual que derrocha este centro van a perder el primer curso de diversificación y no creo que la plaza a la que podría optar la saquen. Después de tres años cambiando no me habría importado, sobre todo por los alumnos, hay muchos a los que me gustaría hacer un seguimiento porque están en delicados momentos, en la cuerda floja, y pueden caer o tirar para adelante.
¡Felices vacaciones y que no os pase como en el chiste de Forges!