martes, marzo 31, 2009

128. Los problemas crecen

En el instituto se viven momentos de zozobra e incertidumbre. El boca a boca a menudo viaja más rápido que la información "oficial", pero todo coincide en un punto: el panorama en el IES se ha puesto muy oscuro, ya que nuestro centro es uno de tantos que pierde de golpe su bachillerato nocturno (hablaré de esto con más detenimiento próximamente).

Esta noticia no sólo atañe a los compañeros de la tarde, sino que provocará un movimiento sísmico que afecta a todos, ya que los del turno vespertino suelen ser los más veteranos y se antepondrían a los demás creando un efecto dominó. Pero vamos, que si ya sobraba gente por la eliminación de los desdobles, ahora ya el panorama es desolador. Sobramos a porrillo.

Lo que está clarísimo es el paulatino deterioro de este instituto en particular y la situación de la pública en general. Para mí es muy representativa (o simbólica) esta foto tomada en la reunión de Departamento:

Resulta que teníamos un miembro más. Le hemos bautizado como Gregorio Samsa. A él no le parece mal este abandono (es el origen de su existencia, de hecho), pero tampoco se ha posicionado a favor de la actual situación y seguro que se queja en su fuero interno de tanta ayuda a los concertados.

viernes, marzo 27, 2009

127. AULA. Crónica de una accidentada excursión

Nos tocaba visitar Ifema con motivo de la feria AULA. Era la primera vez que yo personalmente iba.

Un inicio suele manifestar bastantes señales de lo que puede ocurrir después. Lo que bien empieza bien acaba, dice el dicho que nos dice ímplicitamente que lo que mal empieza... Pero no quiero adelantarme. Vayamos juntos hasta el autocar:

Todos los alumnos van entrando y... Demasiados para tan pocos asientos... Un autocar con 55 plazas no está preparado para 59 personas, no...

Llamamos a una de las jefes de estudio (la única competente, añadiría yo, que el hecho de asumir mi marcha me da derecho a ciertas licencias) y la cosa se pudo solucionar (parchear) metiendo a cuatro voluntarios en la partida del día siguiente al mismo sitio con los de bachillerato. No me extenderé en los motivos de esta considerable pifia (una más en este centro...). Prosigamos la crónica.

Poco antes de llegar (un montón de autocares atascados en las inmediaciones después), la orientadora da unas pocas instrucciones: vamos todos juntos hasta el expositor de los ciclos formativos y luego ya cada uno por libre según sus intereses.

Entramos juntos. Entramos y es difícil describir la cantidad de personas metidas en aquel recinto. Tratad de imaginar a la mitad de los alumnos de la comunidad de Madrid que cursan desde 4º de la ESO hasta 2º de Bachillerato juntos y revueltos allí. Una concentración comparable a una multitudinaria manifestación, ya que son apenas cinco días para todos los centros y encima el día anterior hubo huelga y nos juntamos todavía más gente de la que cabría esperar.

El mayor temor de un profesor cuando sale de excursión con sus alumnos es perder a alguno de ellos. Pues bien, puedo jactarme de que eso a mí no me ha pasado...

... ¡Yo perdí a todos!

Todo sucede muy rápido: varios alumnos encabezan la marcha. Paso a paso se van desgajando. unos de otros. Yo estoy un poco agobiado por el mogollón que nos depara el panorama. Cuando me quiero dar la vuelta, no veo a nadie detrás. Giro a la derecha y tampoco veo a los que tenía delante. Así que, como decía, había perdido a todos mis alumnos...

(Bueno, vale, me habéis pillado. Si perdí a todos mis alumnos, quizás, y sólo quizás, signifique eso que el que se perdió fui YO... Creo que tratar de encubrir este hecho iba a ser difícil y aunque me parezca demasiado ridículo no me queda más remedio si ahora tengo que decir que me pasé una hora y media dando vueltas en busca de mis compañeros...).

Más adelante abandoné al menos la sensación de agobio y me lo tomé con calma. Visité varios expositores, recogí folletos, algunos alumnos que me acogían y acompañaban un rato y al final localicé el punto de entrada, que sería también el de salida. Tampoco acabó tan mal la cosa.

martes, marzo 24, 2009

126. Qué fácil es contentar a los alumnos...

- ¿Mañana haces huelga?
- Sí.
- O sea que no vienes, ¿no?
- No.

¡Yupiiiiiii! ¡No tenemos clase!

Con qué poco basta para hacer felices a los alumnos...

martes, marzo 17, 2009

125. Lo que nos faltaba...

Si nuestra situación (hablo como departamento) ya era comprometida dado nuestro alto índice de suspensos, a esto hay que añadir que se han conocido los resultados de la prueba de nivel a 2º de la ESO que se realizó el año pasado y que en nuestra asignatura ha arrojado unos datos muy negativos, peores incluso que matemáticas (vaya por delante mi repulsa por este tipo de pruebas que no sirven nada más que para discriminar).

El director pilló por banda la semana pasado a A., mi compi, comunicándoselo y pidiendo explicaciones. A. se las da: "sólo hay que ver quiénes son nuestros alumnos de 3º". El director responde gritando que son pruebas de 2º, no de 3º. A. le aclara que la prueba es del año pasado y ahora esos alumnos están en 3º. El director se da cuenta de lo que quiere decir, pero apostilla: "Vuestro departamento tiene que reflexionar".

Y eso hemos hecho. Acabamos de terminar un documento de cuatro folios justificando nuestra labor y recalcando la necesidad de los desdobles y se lo remitiremos mañana, con copia para el Señor Inspector...

jueves, marzo 12, 2009

124. ¡No me grite!

En clase de cuarto, ya que tienen tendencia a dispersarse, les pido los deberes diariamente como a los de primero. La semana pasada se me rebelaron los que van a Compensatoria porque sus frases analizadas de sintaxis se las había quedado su profesora. Yo alegaba que a mi clase saben que han de traer cinco oraciones (en su caso, simples) pase lo que pase. El negativo les soliviantó. Sobre todo a uno, llamémosle S.

Tras el negativo, se da la vuelta como si fuera a decirle algo al de detrás y se queda así. Le llamo. No se gira. Le grito:

-¡S.!

Al fin, al tercer grito (ya mucho más potente), se gira, muy enfadado:

-¡No me grite! No tiene por qué gritarme, dice todo digno.

Le digo por qué he gritado: si no me hace caso cuando le llamo en un tono normal, le tengo que gritar. Tiré de paciencia porque se puso un pelín impresentable y tranquilamente le podía haber puesto un parte, pero lo dejé pasar.


Lo curioso del caso es que su enfado es totalmente injustificado, pero no por lo que haya podido parecer por la escena que he relatado. Resulta que S. es sordo de un oído, me lo dijo su madre. Y si se gira, no oye nada, como era el caso. En fin...

viernes, marzo 06, 2009

123. ¿La felicitamos?

Justificar a ambos ladosCuando son casi las nueve de la noche y estás en la última evaluación de las maratonianas juntas que en algunos casos (como el mío) te ha ocasionado llegar a casa entre las nueve y media y las diez y pico el martes y el miércoles, o te tomas las cosas con un poco de humor o te conviertes en un amargado o un maleducado como algunos compañeros que increpan al tutor de turno por no acelerar más la velocidad ("algunos tenemos familia", suelta abruptamente una):

La escena es graciosa: todos los profes con un chupachups en la boca (era el cumple de la tutora), algunos repitiendo "estamos para foto"; "para un vídeo y colgarlo en el 'yutub'". En la sesión anterior, tuvimos la coña del "¿Lo/la felicitamos?", que al principio era la coletilla del tutor para los que habían sacado buenas notas y lo acabamos extendiendo a todo bicho viviente, aunque tuviera nueve suspensos.

En esto la orientadora comentaba el caso de un alumno con comportamiento de extraterrestre, sobreprotegido por una madre que le ponía el abrigo, le ayudaba a hacer los deberes, pese a lo cual había suspendido unas cuantas. En un momento la interrumpo con tono serio y le digo:


R., entonces, ¿la felicitamos?