jueves, diciembre 27, 2012

Caja registradora

Genial y muy ilustrativa viñeta de El Confidencial

Si medimos a los pacientes o a los alumnos en términos económicos con el objetivo de hacer caja, es de suponer que ni la salud ni la educación serán los factores decisivos a la hora de pasar consulta o de evaluar el rendimiento académico. La privatización de los servicios públicos es algo irreversible y hasta que no lo entendamos no debemos dejar de defender nuestros derechos. Esperemos que nuestros compañeros de Sanidad (que parecen más concienciados que en nuestro sector) no aflojen y hagan ver a la sociedad que no somos un simple clinc. Su éxito será el de todos (salvo el de Ignacio González y afines, pero ellos no nos representan).

¡Felices y Públicas Fiestas!

domingo, diciembre 16, 2012

Pasos agigantados (e indiferentes) hacia el abismo


La nueva ley que nos asoma hacia el abismo de la desaparición de la escuela pública sigue adelante y los claustros seguimos de espaldas a esta realidad que nos hará precipitarnos hacia una colisión inevitable. Sin embargo, estamos anestesiados, paralizados, impasibles y es difícil explicar por qué es así, por qué no defendemos un modelo de educación necesario para una sociedad justa o por qué no defendemos unas mejores condiciones para desarrollar nuestro trabajo. 

Vemos a nuestro alrededor movilizaciones en otras comunidades y los que estamos un poco más al día de todo aquel follón que supuso la Marea Verde el curso pasado pensamos con tristeza que ya llegarán a nuestra situación, situación en la que no hay esperanza ni motivos para creer que se pueda cambiar esta realidad. Y esperamos que la Marea Blanca no sea inasequible al desaliento o a la desunión y consigan lo que nosotros no hemos sido capaces, no rendirse y forzar una negociación. Y esperamos que consigan revocar todas las mentiras gubernamentales (como que la privatización es más barata o que no se van a dejar de prestar servicios) y que venzan todas aquellas opiniones críticas de sectores poco (o mal) informados que cargan contra los huelguistas, como si fueran ellos y no los gobernantes los que les impiden su acceso a la sanidad pública o fuese el personal sanitario el culpable de la merma del servicio público (servicio que si no desaparecería más pronto que tarde).

El caso es, volviendo a nuestro territorio educativo, que cada vez hay menos fuerza y menos oposición a lo que nos espera. El jueves se repitieron las marchas y varios medios incidieron en que la protesta da signos de fatiga. Y es algo incomprensible, porque la LOMCE asusta (ver las 14 claves de la reforma educativa), el empeoramiento de nuestras condiciones laborales es evidente, llegamos a diciembre sin paga extra, se nos comunica que desaparecerán centros públicos (mientras que las condiciones para los concertados son totalmente distintas y menos exigentes) y no pasa nada. Hacemos un claustro para informar las novedades de las fusiones (totalmente arbitrarias y sin estudios serios detrás) y en el turno de ruegos y preguntas solo una profesora de inglés que está de paso pide una votación para ver el posicionamiento del claustro y si es posible algún tipo de plataforma para organizar una respuesta. Y llega la (relativa) sorpresa de que de los casi 90 miembros claustrales solo 35 están en contra y unos 25 se abstienen (el resto ni está). Lo peor es que creo que esta indiferencia es extensible a gran parte del profesorado.

Las huelgas no sirven de nada, las manifestaciones (que se multiplican como setas con la lluvia y dispersan) tampoco, otras medidas no son contempladas y cualquier propuesta para intentar revertir la situación ya ni es escuchada, de modo que la única salida posible es dejarse llevar, agachar la cabeza, cerrar los ojos y dar un pasito hacia delante, donde ya no hay suelo que pisar.

domingo, diciembre 09, 2012

LOMCEando, que es gerundio

Imagen extraída de Paridas Club

Que viene, que viene, que vino que vino... Y vino peor de lo que pintaba, que ya es decir, a pesar de que alguna barrabasada queda fuera (como eliminar el bachillerato de las artes escénicas). 

El anteproyecto de la LOMCE ha sido noticia en los medios por las habituales polémicas que llaman la atención (que si Educación para la ciudadanía fuera y la alternativa para Religión dentro, que si la nacionalización del catalán...; si a esto último añadimos el posicionamiento del mundo del fútbol en contra y que un futbolista hable de algo sobre educación ya es el acabose), si bien parece que en los claustros hay una renuencia inexplicable a debatirla y posicionarse, algo que debería ser obligatorio en todo el Estado (¿qué pasaría si todos los claustros de España dieran datos numéricos concretos sobre la aceptación o no aceptación de dicha ley?). Claro que a lo mejor leer la ley es demasiado esfuerzo...

Sin entrar a valorarla más en profundidad -solo he leído el preámbulo, que ha sido ampliado a 14 apartados, en vez de los 3 del borrador inicial-, los derroteros ideológicos de nuestro gobierno y los titulares de la prensa inducen guanto menos a le inquietud: La reforma gira hacia la concertada, El ministro negociará fórmulas distintas a la financiación en centros privados «si garantizan la misma eficacia» (subtitular de Abc, que contiene una entrevista a Wert que no pienso leer, aunque por encima se ve que tres cuartas partes de las preguntas van en el sentido de la preocupación por el catalán), Cospedal defiende un modelo educativo que sea la envidia del mundo occidental (pues si lo defiende ella, que cunda el pånico), Educación da cobertura a los polémicos docentes nativos contratados en Madrid...

Nada bueno se podía esperar si Wert solo atiende las peticiones de la Iglesia (y eso que cada vez son más notorias las injusticias que conlleva esta asignatura) o de las Comunidades afines, así que la tan cacareada 'C' de la Calidad en realidad hace referencia a la Contrarreforma. Esta ley es la séptima gran reforma de la democracia y aunque era necesaria una revisión, es imposible que dicha ley sea consensuada por los principales partidos políticos o que los profesores intervengan de alguna manera en un proceso tan importante.

La pregunta es: ¿dejaremos vía libre a la privatización (encubierta con toda esta especialización de centros que van a traer "fusiones"), o lucharemos con -parece al menos desde fuera- la misma unidad que nuestros compañeros de la rama sanitaria, quienes han conseguido filtrar a la prensa un dato que suele tergiversarse, que lo privado es más barato: "Cada cama 'privatizada' le cuesta a Madrid 665 euros más que una pública"?