Semana clave en cuanto a las movilizaciones en contra de los recortes educativos y la progresiva privatización en la Comunidad de Madrid. Conocido el nulo talante de nuestras gobernantas, que prosiguen en esa enfermedad suya, la indisposición negociativa, algo tendremos que hacer si queremos remediar esta situación.
Está clarísima la voluntad de conseguir un modelo de sociedad de dos clases, la de los pudientes y la del resto que no pueda permitirse nada. Hasta ahora, les había funcionado la táctica de la hormiguita (quita un poquito de aquí, quita un poquito de allá, que parece que no se enteran), pero se han visto tan respaldadas por la nueva mayoría y tan reforzadas por nuestra pasividad (hablo del profesorado), que este verano decidieron saltarse varios escalones a la vez. Creían que podrían pisotearnos y que nosotros seguiríamos callados y resignados.
¿Alguno de los que piensan no hacer huelga creen de verdad que la situación revertirá si miramos a otro lado o nos cruzamos de brazos? Necesitamos un respaldo mayoritario de la huelga para seguir haciéndoles daño y que este daño se traduzca en dar su brazo a torcer. Como se repite en muchos foros, lo estamos haciendo muy bien hasta ahora, ya no están tan tranquilos. A qué si no vienen estas demagógicas declaraciones de Esperanza Aguirre:
“por el bien de las familias, de los alumnos y de los madrileños, estos servidores públicos que son los profesores terminen estas jornadas y vuelvan a dar clase a sus alumnos y a no privarles de algo tan importante como el derecho a la educación”.
Si tanto le interesara ese bien de las familias, de los alumnos (y de los madrileños, que se ve que las familias y los alumnos no lo son, o se ve que el estilo preclaro de nuestra promujer no casa con la corrección), se daría cuenta del destrozo de las instrucciones para este curso.
Resulta indignante ver o leer la altanera y monotemática y populista y mentirosa hoja de ruta de Lucía Figar. Ver o leer sus declaraciones (la última, la entrevista filtrada y manipulada del diario Abc) deberían ser por sí mismas un motivo para acudir a la huelga:
“Por eso nadie entiende que se convoquen huelgas por impartir 20 horas de clase a la semana por parte de unos funcionarios que tienen el puesto de trabajo garantizado de por vida. Todos tenemos que poner un poco de nuestra parte para superar la crisis”.
Tampoco entendemos cómo un currículum tan escaso haya deparado una posición de tanta responsabilidad. Se nota a las claras que no ha pasado en su (p.) vida unas oposiciones y, por supuesto, que no ha tenido un necesario y valioso periodo de inmersión y pruebas como interina. Como en muchas ocasiones, hay una distancia irremediable entre el político y la realidad de la ciudadanía. Una de las propuestas en ese sentido que más me ha gustado últimamente es la de Ángel Villegas Bravo, "Que le entreguen la factura". En algún momento tendremos que decir basta a tantos desmanes.
Para acabar (y cambiando de tema), me ha encantado el artículo de opinión de Elvira Lindo, "No me quieras tanto". Altamente recomendable para comentario de texto en bachillerato.
Nos vemos a las 18:30 en Neptuno.
3 comentarios:
Ánimo y un abrazo.
Pasa por mi blog, si tienes tiempo. ;-)
He sido profesor durante años y, desde la "afortunada" gestión de Maravall, jamás había visto tal barbaridad
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