martes, julio 31, 2012

Y en el mes de septiembre, ¿qué?

A punto de entrar en el mes de las vacaciones por excelencia, conviene no desconectar del todo e ir pensando en la vuelta. ¿Qué hacer en septiembre? ¿No comenzar el curso, mantener la estrategia del curso pasado, llena de huelgas puntuales y manifestaciones, concentraciones y similares día sí y día casi también? ¿O nos sumamos a la convocatoria de huelga indefinida que sostiene el sindicato CGT y que cuenta con el apoyo de la Plataforma de Interinos y Soy Pública, entre otros? 

Sin duda, motivos para una movilización importante, hay de sobra. Los recortes vergonzantes en Educación, que suponen despidos masivos de profesores (sobre todo de interinos) y una merma en la calidad educativa (por mucho que digan), van parejos a la progresiva y ascendente financiación de la escuela concertada, como pasa ahora en Extremadura y llevamos tiempo denunciando en Madrid, donde ir a un centro privado o concertado desgrava. Por no hablar de la subida de tasas universitarias, en escuelas infantiles y ciclos superiores de Formación Profesional y la eliminación de las becas. Vamos de camino a la escuela de los años cincuenta, con aulas masificadas, con el rezo del rosario al empezar el día, con la comida traída de casa (vía tupper) y con alumnos pertenecientes a las clases altas que podrán costearse una posición privilegiada para pasar las reválidas, mientras que la inmensa mayoría de la población irá quedando relegada del sistema educativo. Los alumnos con necesidades especiales se pueden ir preparando. Por ejemplo, los niños autistas.

Nos bajan el sueldo y nos suben las horas. Ningunean a los profesores. Sufrimos al peor ministro de la historia de la Democracia, la Wertgüenza nacional. La Escuela Pública sufre el acoso y derribo de las ansias privatizadoras, que quieren meternos a irlandeses sin pasar por oposición o grupos dirigidos por familiares de los que mangonean, como si no tuvieran suficiente con el indecente reparto de puestos demasiado bien pagados. Está claro que hay que hacer algo y lo antes posible, que cruzarse de brazos como solemos acostumbrar es una postura que raya en la irresponsabilidad, pero ¿cuál es la postura que debemos tomar?

No hay que olvidar que nos inscribimos en el marco de una crisis que amenaza con un rescate (otro más) a nivel europeo, con un Gobierno inmisericorde con las clases medias y con la sociedad del bienestar, por lo que la ciudadanía al completo, no solo en Educación, debería responder ante estos ataques, que, no lo olvidemos, sufren sobre todo los más débiles, como los niños (Elvira Lindo lo señala en su Don de gentes). Y no sólo hablamos de subidas del IVA, de promesas electorales incumplidas o de una deriva política que se demuestra en la doble moral de exigir esfuerzos y no llevarlos a cabo ellos mismos (como pasa con el escándalo de las dietas de alojamiento). Además, el moroso Gallardón (ha dejado tal deuda en el (h)ay-untamiento de Madrid que solo podemos beber para olvidar, aunque ni eso, que nos sabe mal la Botella) quiere sacar una ley antediluviana contra el aborto y pretenden una reforma electoral que favorezca sus injustas mayorías cuando lo que tenían que hacer es dimitir y convocar nuevas elecciones. 

Por tanto, la respuesta no puede reducirse sectorialmente, sino que tiene que venir de la mano de toda la ciudadanía, como bien apuntaban en Valles y Cumbres. No es momento para extremismos (solo secundados por minorías) ni luchas parciales segmentadas por gremios, sino de arrimar el hombro y luchar de forma global, unitaria y estatal, por lo que la opción de la huelga general (o huelgas generales) es la que más me convence de cara a septiembre. ¿Tú qué piensas?

PD: es muy recomendable la serie 'Reaciones imposibles' del genial Juan José Millás.

martes, julio 24, 2012

De mamandurrias y otros abusos

Viñeta de Ferrán Martín en lainformación.com
Mamandurria:
(De mamar).
1. f. Sueldo que se disfruta sin merecerlo, sinecura, ganga permanente.

Qué fácil sería ponerle nombre a este individuo, ¿verdad?
Cuando oí las declaraciones de Esperanza Aguirre confieso que no conocía el significado de "mamandurria" y pensé que estaba diciendo que subvenciones y subsidios eran algo así como fruslerías o bagatelas que había que erradicar. Los asesores de la Presidenta sabían que ese término no muy conocido y con resonancias castizas, "campechanas" y aparentemente espontáneas daría mucho que hablar. 

Al margen de lo anecdótico (aunque la mamandurria tiene más trasfondo de lo que parece, primero porque ahora sabemos que los políticos -y sus asesores- son -o tienen- mamandurrias porque son una casta caciquil; y segundo porque, como dice acertadamente Ignacio Escolar, como siempre la primera que habla es la primera que debía callar), lo que cuenta es qué quiere decir esta mujer, y como siempre se escuda en su política neolibral (o neosalvaje) para justificar los recortes presupuestarios que siempre inciden en una única dirección.

Que hay que ajustar gastos e ingresos es algo que casi todos sabemos (aunque en Valencia no se enteran: 500.000 euros se gastan para cambiar sillas de plástico y 140.000 en la batalla floral), pero la aplicación es muy distinta según se sea parado, funcionario, en breve jubilado, o si eres político y no quieres renunciar a tus abusivas dietas de alojamiento y manutención, como Montoro (y cía, como está publicando El Confidencial: qué fácil es no aplicarse el cuento, ¿verdad? Una medida que desde aquí propongo, aparte de echar a los corruptos y presuntamente corruptos, es que para salir de la crisis TODOS los políticos cobren el salario mínimo interprofesional, para ver si así se implican más con la ciudadanía en vez de preocuparse por su puesto futuro en Timofónica). Por no hablar de las grandes fortunas que disfrutan de sus paraísos fiscales (17 billones defraudados entre 2005 y 2010, que se dice pronto).

La deuda que ellos han creado quieren que la paguemos nosotros no solo vía IVA o recortes de sueldos, sino perdiendo nuestros derechos y convirtiéndonos en una sociedad de dos velocidades, la de los que puedan permitírselo y los demás que no podamos. Es un juego macabro en el que insisten en todos los campos: judiciales (recurrir valdrá dinero), médicos (incluso en retrógradas medidas como impedir el aborto incluso en casos de malformación del foto, medida que va a la par con la retirada de ayudas en dependencia), de servicios (privatizan todo lo que se mueve y lo que era de todos pasa a ser de unos pocos, unos pocos enchufados o familiares de los políticos de turno) o educativos.

¿Y cómo les permitimos estos abusos? Primero porque seguimos siendo unos fanáticos de partidos políticos y justificamos lo injustificable con tal de seguir vistiendo los colores rojos o azules; segundo porque no estamos bien formados ni informados, y no contrastamos ni criticamos ni reflexionamos sobre lo que sucede; tercero porque lo que nos importa es que el Madrid gane la Champions o España revalide el Mundial o no hagamos el ridículo en los Juegos Olímpicos; cuarto porque en el fondo la base de la sociedad está corrupta y justificamos y amparamos la corrupción votando a los Fabra de turno y demás; quinto porque somos insolidarios y no empatizamos con quien no encuentra un trabajo o quien pierde buena parte de su sueldo quitando pagas extras mientras a mí no me afecten; sexto porque el entramado político que dice llamarse democracia ampara más a un sistema capitalista de deudas macroeconómicas en vez de a las personas que están aplastadas bajo ese yugo; séptimo porque no estamos unidos y seguimos refugiándonos en disgregadores siglas, sindicatos, gremios o similares; octavo porque nos creemos los mensajes que nos mandan los políticos en el poder de que no hay dinero y no hay más opción que la que imponen ellos; noveno porque no demandamos cambios legislativos, constitucionales y políticos, ni exigimos responsabilidades a los banqueros que han estafado con preferentes y han creado un agujero con sus prácticas ilícitas, ni endurecemos las leyes y no pedimos la devolución íntegra de lo robado; décimo porque los medios de información están secuestrados y permitimos que el PP mangonee impunemente en los criterios de objetividad del ente público y metan al Somoano de Teleesperanza y similares para controlar que de 20 minutos en telediarios, ellos salgan en 19. Luego denuncian si les llaman nazis (me parece estupendo el recordatorio de Valles y Cumbres al respecto), pero sus técnicas de control no pueden sino calificarse de fascistas (represión en la Moncloa, en el Ejército, en la escuela...) y ver TVE ya es nauseabundo.

Por eso, aunque nadie en las altas instancias defienda lo público porque les interesa más aplicar copagos que son repagos (como siempre acertadísimo Agustín Moreno) y privatizar, no podemos dudar en defenderlo entre todos. No dejemos que se carguen la Educación Pública: no podemos permitir que quieran cobrar Bachillerato o la Escuela infantil, ni desmantelar la Escuela Oficial de Idiomas, ni que impongan tasas abusivas para universidad o Ciclos Superiores. No podemos dejar que sigan despidiendo profesores aplicando ratios desproporcionados. A pesar de la ínfima inversión en Educación, los logros son tan enormes que ni siquiera pueden aducir que la cultura del esfuerzo que ellos preconizan (y que oculta una cultura de la segregación vía reválidas wertianas) favorecerá la selección de los mejores, porque los mejores ya están en la pública (nota más alta de Selectividad, recientemente tres riojanos de un instituto público de La Rioja han ganado el Google Science Fair). Impidamos estos abusos.



viernes, julio 20, 2012

Rajoy tenía un plan

El plan de Rajoy era gestionar la mentira. El procedimiento es siempre el mismo y el objetivo no es, por supuesto, conseguir mejoras para los ciudadanos a quienes representa este gobierno traidor. Solo hay que ver la última cacicada.Y es que el decreto de los recortes lleva una desagradable sorpresa para las familias cuyos hijos estén en edad escolar. De nuevo, han tratado de ocultar otra medida impopular (al igual que ya hicieran durante las elecciones) como es la subida del IVA al material escolar, un impuesto que saben que no hay más narices por el que pasar sí o sí. Si ya era complicada la cuesta de septiembre, imaginen ahora. El porcentaje de alumnado que no podrá comprarse los libros de texto se disparará (menos mal que está el plan de préstamos de Wertgonzoso, claro).

Durante las elecciones, Rajoy insistió en que lo primero era el empleo. Y no mentía en eso. Lo ha cumplido: raro es el familiar del PP que no está enchufado en algún cargo importante. Eso sí, ocultó que su plan para salir de la crisis no existía. El plan se limitaba a agarrar la poltrona, aprovechándose del desgaste de Zapatero. Apenas tuvo que abrir la boca para conseguir una mayoría absoluta (a todas luces engañosa, urge una reforma electoral YA). Se podría pensar, como Javier Marías en un artículo hace semanas, ¿a qué tanta ansia?, que lo importante es figurar, puesto que para qué tantas ganas de gobernar si no se saben atajar los problemas por los que han accedido al poder (esa prima de riesgo que no deja de subir y que se ríe de la confianza que iba a otorgar la barba de Marianito)? La respuesta nos la traen los titulares (que la prensa mayoritaria no suele recoger, y menos aún TVE, ya controlada hasta el punto de que en su app ni mencionaban las manifestaciones multitudinarias de ayer): que si para meter más inútiles en empresas como Bankia, que si para poder seguir manteniéndole el sueldo al yernísimo en Telefónica (total, solo son 1,5 millones anuales, qué bagatela), que si para beneficiarse de las dietas de alojamiento y de manutención, dietas que no perdona ni Marianico el Corto ni su número dos, Soraya Sáez de Sanchomaría ni otros ocho ministros. Lo mismo que pasa con Cospedal y su marido o con la prole de Esperanza Aguirre. Están para lo que están. Sobran chorizos para tan poco pan.

Dentro de este plan tan simplista, contaban con la complacencia general de la ciudadanía, ganado que se estaba acostumbrando a la corrupción, a los desmanes, al continuo desmantelamiento de la sociedad del bienestar. Ya podía Divar irse con su chófer a costa del dinero público, ya podían gürtelear a base de bien, ya podían comprarse trajes (sí, estamos hablando de ese hombre inocente que se reía en su despedida, de ese que anteponía la Fórmula 1 antes que a pagar a las farmacias, de esa matrícula de honor en su tesis doctoral y que ahora se permite el lujo de dar clases de "responsabilidad política"). Pero el ataque ha sido tan sistemático y tan fijamente dirigido sobre la clase media, que el agravio parece haber hecho mella. La gente está harta. Fue un desahogo increíble poder cagarnos en todos estos incompetentes vendidos, aunque estos incompetentes tengan los cristales de sus coches oficiales insonorizados y sigan defendiendo los intereses de banqueros, grandes empresarios y obispos. Pedir impuestos a las grandes fortunas es demagogia fiscal, dice Gollum Montoro (mi tessssoro...). Nosotros decimos que ya está bien de privatizar y de saquear Sanidad y Educación Pública. Ya nos han jodido bastante, tenemos que dar la vuelta.

Acierta Ignacio Escolar al afirmar que estamos al borde de la ruptura institucional. Se puede comprobar en cualquier bar, como dice él, el grado de cabreo entre el personal (es necesario estar informado, ver la Sexta, leer Público, Escolar.net, Menéame, blogs, repasar las Redes Sociales, echar un vistazo a la prensa digital, incluso Abc y La Razón para contrastar; no nos limitemos al Marca ni al As y estemos informados de lo que está pasando, y secundemos la/s previsible/s y necesaria/s huelga/s general/es hasta que el gobierno no dimita y haya nuevas elecciones y cambiemos la Constitución). Los cientos de miles que acudimos a la manifestación del 19J echaban chispas, como demuestran las pancartas (mención especial a una con Rajoy reducido a una imagen sin pelo y con bigotito y unas declaraciones suyas: Voy a serles Franco), los cánticos vitoreados a todo pulmón:
Los banqueros a prisión, tenemos la solución.
Espe, paciencia, nos vemos en urgencias
La Fabra, la Fabra, la puta de la Fabra, la madre que la parió. Yo tenía una Fabra y con su padre en la prisión.
El próximo parado, que sea un diputado.
Arriba, arriba todos a luchar. Que se metan por el culo la reforma laboral.
Gobierno, dimisión, por fascista y por cabrón.
¿Donde está, la niña de Rajoy?
A ver, a ver, quién lleva la batuta, ¿la tiene la calle, o el gobierno hijo de puta?
Un bote, dos botes, Rajoy el que no vote.
La Botella, al contenedor.
Hasta las pelotas, de rosas y gaviotas.

miércoles, julio 18, 2012

Que se jodan ellos: 19J, primer paso

La escalada de sucesos que hacen que este nuestro país sea una república bananera y de coña no ve el freno, como nuestra prima de riesgo (alentada por las declaraciones de la rana Gustavo Montoro diciendo que no hay dinero para pagar las nóminas). Nos quieren hacer creer que suben el IVA o recortan (otra vez) el sueldo a los funcionarios porque no hay otro remedio (además de excusar responsabilidades, obviando que buena parte de la situación de deuda no es solo culpa del PSOE, porque las comunidades más endeudadas de España son del PP), pero los únicos que pagamos los desmanes de los demás somos los pobres parias: funcionarios, trabajadores, parados... La gente que no tiene un coche oficial, ni toma vuelos en business, ni cobra dietas por vivir en su propia ciudad, ni recibe ipads por pegarse siestas en el pleno, ni tienen que estar toda su puta vida trabajando para cotizar ni recibir una jubilación a todo lujo... (¿Quiénes son los privilegiados, perdonen?). Precisamente los que no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, ni tenemos SICAVS, ni tributamos al mínimo por ser gran empresa, ni defraudamos a Hacienda, ni tenemos cuentas en paraísos fiscales. Tampoco los que hemos hundido a la banca obligando a que nos tengan que rescatar con cien mil millones de euros. Las personas a quienes la macroeconomía nos toca los cojones, o los ovarios, y lo que vemos es un empobrecimiento generalizado y alarmante de la sociedad, con sueldos más reducidos, trabajos más precarios, condiciones laborales retrógradas y, en cambio, subidas (ahí sí que conviene ponerse al mismo nivel que Europa, claro) en la luz, en el metro, en todo.

Nos quieren hacer creer que no hay más alternativa, pero solo hay que mirar a nuestro país vecino. No le han hecho falta seis meses, sino solo 56 días poner en marcha otro tipo de medidas (medidas socialistas que deberían abochornar sobre todo al PSOE). Hay que poner freno a esta situación, y de forma urgente. Ya hemos permanecido lo suficientemente pasivos y si hasta ahora hemos supuesto una molestia para Cifuentes, a partir de ahora tenemos que ser una pesadilla. Que sean ellos, esa casta que no pasa oposiciones (por lo que nos odian) y cuyos méritos consisten en ser los palmeros de grandes empresarios y de la iglesia, los que se tengan que joder (muy fuerte que se pueda insultar impunemente y que no haya una expulsión de inmediata de la enchufada de Andrea Fabra) porque pierdan sus privilegios al perder su escaño y todo el chiringuito que tienen montado. Puede que los problemas no se solucionen tras una pancarta, pero al ritmo que vamos desde luego trabajando no va a poder ser, porque no se va a poder trabajar.

Y todo empieza con la manifestación de mañana, del 19J, también de consumo, que eso hace mucha pupa. Ahí tenemos que echarnos a la calle y demostrar que somos muchos y estamos enfadados. Y como a esta gente le importa más bien poco eso, tendremos que llevar a cabo medidas más contundentes, como huelgas generales (insisto en que el problema es tan generalizado que una huelga indefinida de nuestro sector no sería lo más correcto, porque no sólo es la Escuela Pública la que está agonizando, sino toda la sociedad de bienestar). Que empiecen a tenerlo claro. A nosotros nos han jodido suficiente, ahora toca que se jodan ellos.

martes, julio 10, 2012

¿Huelga indefinida? ¡Huelga general!

Leo en Profesorgeohistoria, uno de los blogs referencia de la Marea Verde, un comunicado de la Asamblea que anuncia huelga indefinida para el día 17 de septiembre para todos los niveles y etapas educativas. Cuenta con el respaldo de Red Verde y de CGT. Ya había venido oyendo que era la única solución posible, la única respuesta que podía responder a la contundencia de la Comunidad de Madrid (ya extendible al resto del Estado). Estuve en la Asamblea Regional del 31 de mayo y estaba muy extendida la opinión de que había que hacer huelga indefinida, y se propuso una encuesta a sindicatos y asambleas para medir el apoyo a las medidas futuras.

Sin embargo, leo las conclusiones de la última asamblea regional (creo), del 27 de junio, y la encuesta no ha llegado a realizarse (pensaba que se dejaba ya para septiembre), pero veo que está la propuesta ya mencionada de la huelga indefinida por parte de CGT, que la vería viable con un 10% de participación (una cantidad ridícula, por otra parte). El resto de sindicatos no se pronuncian, o no la ven factible. Proponen huelgas estatales. 

Lo que parece claro es que no ha habido aún un debate previo para dicha huelga indefinida y me parece curioso un punto concreto: durante todo el curso, el sector más radical ha pedido una respuesta más dura, la huelga indefinida, y ha cargado contra los sindicatos mayoritarios por impedirlo. Les ha acusado de no ajustarse a los derechos de los trabajadores, de ir por delante en vez de por detrás y frenando medidas más efectivas. Y ahora van ellos y hacen lo mismo de lo que se quejaban: se sacan una fecha sin consultar (¿quién ha propuesto ese 17 de septiembre?) y parece que dan salida así a un deseo mayoritario, puede que de la Asamblea. Pero ¿quién ha decidido que la huelga indefinida es la única solución? ¿Quién ha otorgado a la Asamblea -si es que la Asamblea ha decidido algo- el poder de tomar decisiones del colectivo del profesorado?

Tuve la impresión en la Asamblea que asistí que la gente que quedaba (éramos alrededor de un centenar) después de innumerables reuniones estaba muy implicada y concienciada. Me parece que deberíamos no sólo agradecer y valorar (y nos quedaríamos cortos) la labor incansable que han venido realizando desde principio de curso. Hace falta mucha convicción y mucha resistencia para no rendirse por el camino, y más viendo cómo un amplio porcentaje de compañeros ha desistido de la lucha y de las reivindicaciones, no sólo no acudiendo a ninguna asamblea (no regional, digo ya local), sino desmarcándose de las huelgas puntuales (no sirven para nada, dicen). No se lo podían permitir, pero a cambio acudirían a las manifestaciones, aunque el seguimiento a las manifestaciones también ha ido decayendo. Daba igual que siguiesen los anuncios de recortes, de aumentos de ratios, de horas de permanencia en el centro, últimamente de que julio sea también lectivo... Se agacha la cabeza y se mira hacia otra parte, como si la cosa no fuera con ellos o no hubiese solución. Es lamentable, pero ese es el sentir mayoritario.

Pero al margen de ese reconocimiento y ese agradecimiento por mantener la implicación y la cohesión, también vi un punto peligroso, y es que se habían desgajado de la mayoría del profesorado. Cada vez ha sido más habitual ver cómo las asambleas en los propios centros han ido quedando reducidas a mínimos. Las reuniones en recreos o a últimas horas contaban con una participación exigua y al final desalentaban a la minoría que ha seguido movilizada. Los carteles dejaban de leerse, los correos electrónicos dejaban de enviarse, e incluso era una especie de tabú hablar de los recortes y de las huelgas o llevar la camiseta verde (seguro que lo que pasa en mi centro es un extremo dentro de esta tónica, pero lo cierto es que el agotamiento y la pérdida de participación en estos movimientos asamblearios ha sido una constante).

Por tanto, la mayoría de la Asamblea que reclamaba la huelga indefinida no tenía ningún respaldo detrás. Representaban su propia opinión personal, no la de su centro (como mucho, representaba el 20, 30, 40% del 50, 40 ó 30% del claustro que había asistido a dicha asamblea). Y podemos estar de acuerdo en que la huelga indefinida sería la solución más coherente que deberíamos llevar a cabo ante el desmantelamiento de la Escuela Pública, de los sangrantes recortes y de la voracidad privatizadora. Pero esta acción es lo suficientemente importante como para que sea consensuada, debatida y razonada. 

Hay que tener claro qué se pretende conseguir con dicha huelga indefinida para saber en qué momento o en qué términos se terminaría si la Administración se aviniese a negociar o a dar su brazo a torcer (es difícil concebir que cediesen a todas nuestras exigencias, que se contratasen de nuevo a todos los interinos despedidos, que se aumentase el presupuesto educativo, que el avance privatizador fuera desterrado de un plumazo...). Hay que tener, a ser posible, a los sindicatos mayoritarios detrás. Y a las asociaciones de padres. Y a la de los directores. Y que se secundase en todos los niveles. En todos los servicios públicos. Incluso en todas las comunidades autónomas. Pero sobre todo hace falta mucho más que un 10% dispuesto a seguir esa huelga indefinida. Hay que contar con el respaldo si no de la mayoría, sí de una cantidad de profesores cercana al 50%. Y creo, por desgracia, que los ánimos no están tan caldeados a no ser que se hiciese una labor de concienciación en ese sentido y creo que deberíamos empezar por convencer y jalear al compañero pasivo, remiso y resignado. Y proseguir concienciando a la sociedad en general, por lo que el trabajo debería ir en ese sentido antes de precipitarnos y fragmentarnos más.

Actualización  del 11 de julio: nuestro Gobierno ha subido el IVA, ha bajado la prestación por el desempleo, suprime la deducción por vivienda y carga de nuevo contra los funcionarios empeorando su situación laboral y mermando su capacidad adquisitiva quitándonos la paga extra de Navidades. La huelga indefinida ya se ha quedado desfasada porque no creo que el sector educativo sea el único que sufre la incompetencia de nuestros dirigentes. La huelga indefinida debería ser una huelga general que no terminase hasta que este gobierno que no se rebaja el sueldo ni los privilegios, que no toca a la Iglesia, ni a la Monarquía ni a las grandes riquezas y que carga una y otra vez todos los sacrificios en el trabajador, en el jubilado, en el parado se fuese a la puta calle. O a la puta hoguera. O a la puta guillotina.

domingo, julio 08, 2012

¡Marchando otra de reformas!

Como no habíamos tenido suficiente con la majestuosa reforma laboral ni la imperial reforma económica (con medidas tales como amnistiar a los que defraudan), el ingeniero Marianito vuelve a arremangarse y se pone manos a la obra con el siguiente reto: la reforma educativa.

Claro que cuando el director de la obra no es otro que el nunca vilipendiado suficientemente José Ignacio Wert, hay que echarse a temblar. Y más aún cuando la que dirige en la sombra es Esperanza Aguirre, que está convirtiéndose en el ejemplo a seguir por todo el Estado, pues su gilingüismo y sus tijeretazos vía horas lectivas son el referente. Y Aguirre, que estaba muy bonita callada, ha sentado cátedra desde su tribuna de Abc pidiendo un Bachillerato como Dios manda (como hay que pagar por leerlo y solo faltaba pagar un solo céntimo por sufrir la escritura de la lideresa, aquí hacen referencia a sus palabras). ¿Y qué manda el Todopoderoso? Volver a los años 60 del siglo pasado (porque no va a pedir, faltaría más, una Educación de tod@s y para tod@s, ni potenciar las nuevas tecnologías, ni aumentar el presupuesto educativo).

Y que conste que me parece bien que se retomen las lenguas clásicas y que se potencien las materias básicas reduciendo optativas (aunque me extrañaría, si no fuera más ingenuo, que no pulan la optativa más prescindible, Religión). Pero, como todo, las decisiones hay que argumentarlas. Y ahí la oratoria de nuestro barbudo mesías no llega más allá de que hay que seguir adoptando medidas "porque hay que tomarlas".

Así que la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa) que nos viene es la sublimación de la paradoja. Y no por la vuelta a medidas anteriores a 1970 (reválidas mediante, aduciendo que es necesaria una cultura de la exigencia y obviando decir qué pasará con aquellos que no pasen las pruebas ni explicando en qué consistirá la "rendición de cuentas" hacia los centros educativos y profesorado), sino por el mero título: "Mejora de la Calidad Educativa". Que me expliquen cómo recargando de alumnos las clases y empeorando las condiciones docentes (más horas, menos sueldo, menos formación aún) se puede hablar no ya de mejorar, sino de calidad. 

Aunque seguro que lo conseguirán, porque después de tantos "ajustes" y de tantas medidas políticas injustas (abramos una encuesta: ¿alguien me sabe decir una sola medida que os haya parecido adecuada/justa/acertada?), el PP mantiene el respaldo de los votantes. Será que habrá gustado que nos rescaten (recomiendo de forma encarecida leer las Reflexiones de Ernesto Ilkermn, donde se explica el tema de manera meridiana). O que hemos ganado la Eurocopa. O que hemos ardido por encima de nuestras posibilidades...

martes, julio 03, 2012

Consecuencias de la optimización de recursos (Y ayudas del transporte)

Pongamos dos ejemplos ilustradores, uno inventado y otro por desgracia no, para ilustrar el tema de los recortes/ajustes/optimización de recursos:
  • Ejemplo número 1:
Llega el político de turno y decide que para que la sostenibilidad del sistema sea posible (yo diría que para que sus dietas, sus múltiples sueldos y prebendas se mantengan, y no tenga que atizar mucho la rama de quien les da de comer, es decir, bancos y grandes empresarios, no vayan a enfadarse aquellos que les financian las campañas electorales) hay que hacer una serie de "modificaciones convenientes de los presupuestos" (voy a colaborar un poco en la creación de eufemismos).

Vamos a rascar, por ejemplo, de las basuras. Dejaremos de recoger mierda los domingos, y así arañamos un poquito porque nos ahorramos combustible, nos pulimos sueldos de trabajadores que no tendrán que venir, reducimos horarios, aprovechamos para reducir costes en reciclaje... ¡Un chollo! (porque extenderemos la medida y recogeremos basura un día sí y otro no, y así tendremos que pagar la mitad y la otra mitad de los trabajadores -sobre todo si son vulgares interinos- sobrará y nos podremos ahorrar sus nóminas). Además, afirmaremos sin lugar a dudas que el servicio no se resentirá, que era necesario una reestructuración del servicio porque era deficitario o estaba por encima de nuestras posibilidades, el basurero era un privilegiado y hacía poco para lo que cobraba (por eso le bajaremos otra vez el sueldo, de paso). Más trabajo (y peores horarios) para el que no ha sido despedido por menos dinero. Si se mueve, corre el riesgo de irse a su casa, que los tiempos son difíciles.

Quien dice basuras, por cierto, dice metro. Y vaya por dios, el caso que creía inventado no lo es tal, o no del todo.
  • Ejemplo número 2:
Llega el político de turno (esta vez de la Comunidad valenciana) y decide ir reduciendo el presupuesto para la prevención y extinción de incendios. Menos medios, menos profesionales, pero mismos resultados, defiende. Pero llega el desastre.

Hemos ardido por encima de nuestras posibilidades, en efecto (imprescindible la entrada, no se la pierdan). Ya uno no se puede sorprender de la desfachatez de nuestros ¿servidores públicos? y parece imposible que puedan defender los recortes en este campo, pero no apostaría a que alguno tergiversase justificándose y lo intentase. Las matemáticas chusqueras de la suma del quito profesionales, los cargo de horas, no actualizo sus herramientas o directamente se las quito y que dé como resultado una no incidencia en el servicio que se ofrece es una mentira. Hay un rastro calcinado del tamaño de la ciudad de Madrid como testigo (eso sí, los socialistas solo piden dimisiones si destapan un ERE, incendiar 50.000 hectáreas o quebrar el país con un sistema financiero de tocomocho no merece responsabilidades).

¿Se puede seguir defendiendo que los recortes/ajustes/optimización de los recursos no implican un deterioro de los servicios básicos, de nuestra sociedad del bienestar? La respuesta es bastante sencilla salvo para los mismos interesados de siempre, los que quieren negociar y enriquecerse de una privatización que parece la única solución posible. El resto, los que vemos que estas matemáticas adulteradas son imposibles y vemos que Wert, Esperanza y Cospedal -como principales representantes de estas medidas- son unos (***** adjetivo calificativo de connotaciones negativas y peyorativas *****), deberíamos coger el toro por los cuernos (ya que son tan aficionados a ello. A los toros, digo, aunque quién sabe si a los cuernos) y negarnos a pasar no ya por tontos, sino por imbéciles. 

Los recortes en servicios públicos indispensables se pagan. En el caso que nos toca, nos jugamos la preparación de las futuras generaciones, el futuro de nuestro país. Ciencia, investigación y educación deberían ser pilares indispensables, otras crisis históricas lo han demostrado. Que el Canal de Isabel II, Renfe, la Escuela Pública, los Hospitales Públicos, etc. pasen a manos de unos pocos que mirarán sus cuentas y no el bienestar común no arregla nada salvo el bolsillo de esos pocos que encima no declararán a Hacienda y tendrán sus cuentas en paraísos fiscales hasta que llegue alguna amnistía fiscal.

Esperemos que la tragedia medioambiental de Valencia sirva al menos para abrir unos cuantos ojos más.

PD: han salido hoy, día 3 de julio, las ayudas del transporte en nuestra insigne comunidad. ¿El motivo del retraso? No seamos malpensados. Puede que no sea simplemente joder un poco al personal (sobre todo personal interino, que tendrá que ir en julio sí o sí al instituto a que le firme el director la solicitud). Puede que el objetivo no sea ahorrarse dinero aprovechando que la mayor parte del profesorado ya no está pendiente de estos asuntos.