Como no habíamos tenido suficiente con la majestuosa reforma laboral ni la imperial reforma económica (con medidas tales como amnistiar a los que defraudan), el ingeniero Marianito vuelve a arremangarse y se pone manos a la obra con el siguiente reto: la reforma educativa.
Claro que cuando el director de la obra no es otro que el nunca vilipendiado suficientemente José Ignacio Wert, hay que echarse a temblar. Y más aún cuando la que dirige en la sombra es Esperanza Aguirre, que está convirtiéndose en el ejemplo a seguir por todo el Estado, pues su gilingüismo y sus tijeretazos vía horas lectivas son el referente. Y Aguirre, que estaba muy bonita callada, ha sentado cátedra desde su tribuna de Abc pidiendo un Bachillerato como Dios manda (como hay que pagar por leerlo y solo faltaba pagar un solo céntimo por sufrir la escritura de la lideresa, aquí hacen referencia a sus palabras). ¿Y qué manda el Todopoderoso? Volver a los años 60 del siglo pasado (porque no va a pedir, faltaría más, una Educación de tod@s y para tod@s, ni potenciar las nuevas tecnologías, ni aumentar el presupuesto educativo).
Y que conste que me parece bien que se retomen las lenguas clásicas y que se potencien las materias básicas reduciendo optativas (aunque me extrañaría, si no fuera más ingenuo, que no pulan la optativa más prescindible, Religión). Pero, como todo, las decisiones hay que argumentarlas. Y ahí la oratoria de nuestro barbudo mesías no llega más allá de que hay que seguir adoptando medidas "porque hay que tomarlas".
Así que la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa) que nos viene es la sublimación de la paradoja. Y no por la vuelta a medidas anteriores a 1970 (reválidas mediante, aduciendo que es necesaria una cultura de la exigencia y obviando decir qué pasará con aquellos que no pasen las pruebas ni explicando en qué consistirá la "rendición de cuentas" hacia los centros educativos y profesorado), sino por el mero título: "Mejora de la Calidad Educativa". Que me expliquen cómo recargando de alumnos las clases y empeorando las condiciones docentes (más horas, menos sueldo, menos formación aún) se puede hablar no ya de mejorar, sino de calidad.
Aunque seguro que lo conseguirán, porque después de tantos "ajustes" y de tantas medidas políticas injustas (abramos una encuesta: ¿alguien me sabe decir una sola medida que os haya parecido adecuada/justa/acertada?), el PP mantiene el respaldo de los votantes. Será que habrá gustado que nos rescaten (recomiendo de forma encarecida leer las Reflexiones de Ernesto Ilkermn, donde se explica el tema de manera meridiana). O que hemos ganado la Eurocopa. O que hemos ardido por encima de nuestras posibilidades...
2 comentarios:
Cada vez lo entiendo menos, colega... Estamos acojonados, estupefactos, indignados, cabreados, pero no se mueve ni dios y muchos mantienen su apoyo a estos inútiles mangantes. Allá donde saques el tema (o sea, en todas partes) todos protestan, así que, ¿dónde están sus defensores? ¿Mienten como bellacos? ¿Se esconden? Como mucho, justifican tantas medidas injustas porque "es lo que hay", "tal como están las cosas" y "los otros nos arruinaron", excusa que de tan repetida llega a convertirse en verdad. Volveremos a la época de los crucifijos en clase, la del no divorcio ni aborto, y si no al tiempo... Pero ¡no pasa nada! Ganamos (ganaron) la Eurocopa y la celebración colapsó Madrid. ¡Somos felices, yupi!
Un abrazo.
Es alucinante. Regreso al pasado, en vez de al futuro, como decía la película. Y lo de la Eurocopa, vergonzoso.
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