87. La formación específica del profesorado

Las vacaciones pueden ser un excelente momento para analizar diferentes aspectos que nos atañen. Sin ir más lejos, leo la noticia Los profesores reclaman "formación específica" para hacer frente a los conflictos en las aulas y no puedo sino reírme para mis adentros de tal pretensión. En el subtitular se añade:

Creen que la figura del "maestro" ha sido sustituida por la del "docente", considerado un funcionario más, y que han perdido el apoyo social y la autoridad de que gozaban tiempo atrás.

Esa formación específica permitiría afrontar conflictos, la multiculturalidad, el uso de las nuevas tecnologías o la relación con los padres de los alumnos (recordemos que un profesor ha de ser como una especie de navaja multiusos, además de un impartidor de materia, ha de ser padre, colega, psicólogo, sociólogo, policía, médico, analista, burócrata...). Por pedir, que no quede, que luego dar, ya no nos darán ni las gracias...

Respecto al subtitular, se incide en que en la actualidad los padres no se implican en la educación de sus hijos y además los profesores están "desprestigiados" y son "desautorizados" por estas familias. La figura del 'maestro' (con implicaciones más afectivas) ha sido sustituida por la de 'docente' (identificado como un funcionario más de la Administración, pero con el doble de vacaciones). El diagnóstico no es nuevo, pero la falta de soluciones (qué tal multas a los padres que pasan de sus hijos, por ejemplo), por desgracia, tampoco.

Si encima añadimos que nos quejamos de que la educación es "un arma política arrojadiza", nos encontramos con una mezcla difícil de digerir (y si no, hay que echar un vistazo al informe PISA).

Por último, que no todos los problemas educativos van a ser ajenos a nosotros, se propone que los centros públicos se asemejen a los privados en cuanto a una gestión "profesionalizada de los centros" y el establecimiento de una serie de "criterios de exigencia" que evitarían la "acomodación y el conformismo" que se da entre cierta parte del profesorado que no sólo ignora las innovaciones pedagógicas, sino que repiten año tras año sus lecciones aprendidas. Eso sí, hay que tener mucho cuidado en cuanto a que algún elemento externo te supervise y evalúe. Que una cosa es vigilar tu asistencia, que no pides bajas sistemáticamente, que cumples los horarios, la programación, que te implicas en labores extraescolares o algo por el estilo, y otra muy distinta es que según el número de aprobados te consideren mejor o peor docente.