jueves, diciembre 27, 2012

Caja registradora

Genial y muy ilustrativa viñeta de El Confidencial

Si medimos a los pacientes o a los alumnos en términos económicos con el objetivo de hacer caja, es de suponer que ni la salud ni la educación serán los factores decisivos a la hora de pasar consulta o de evaluar el rendimiento académico. La privatización de los servicios públicos es algo irreversible y hasta que no lo entendamos no debemos dejar de defender nuestros derechos. Esperemos que nuestros compañeros de Sanidad (que parecen más concienciados que en nuestro sector) no aflojen y hagan ver a la sociedad que no somos un simple clinc. Su éxito será el de todos (salvo el de Ignacio González y afines, pero ellos no nos representan).

¡Felices y Públicas Fiestas!

domingo, diciembre 16, 2012

Pasos agigantados (e indiferentes) hacia el abismo


La nueva ley que nos asoma hacia el abismo de la desaparición de la escuela pública sigue adelante y los claustros seguimos de espaldas a esta realidad que nos hará precipitarnos hacia una colisión inevitable. Sin embargo, estamos anestesiados, paralizados, impasibles y es difícil explicar por qué es así, por qué no defendemos un modelo de educación necesario para una sociedad justa o por qué no defendemos unas mejores condiciones para desarrollar nuestro trabajo. 

Vemos a nuestro alrededor movilizaciones en otras comunidades y los que estamos un poco más al día de todo aquel follón que supuso la Marea Verde el curso pasado pensamos con tristeza que ya llegarán a nuestra situación, situación en la que no hay esperanza ni motivos para creer que se pueda cambiar esta realidad. Y esperamos que la Marea Blanca no sea inasequible al desaliento o a la desunión y consigan lo que nosotros no hemos sido capaces, no rendirse y forzar una negociación. Y esperamos que consigan revocar todas las mentiras gubernamentales (como que la privatización es más barata o que no se van a dejar de prestar servicios) y que venzan todas aquellas opiniones críticas de sectores poco (o mal) informados que cargan contra los huelguistas, como si fueran ellos y no los gobernantes los que les impiden su acceso a la sanidad pública o fuese el personal sanitario el culpable de la merma del servicio público (servicio que si no desaparecería más pronto que tarde).

El caso es, volviendo a nuestro territorio educativo, que cada vez hay menos fuerza y menos oposición a lo que nos espera. El jueves se repitieron las marchas y varios medios incidieron en que la protesta da signos de fatiga. Y es algo incomprensible, porque la LOMCE asusta (ver las 14 claves de la reforma educativa), el empeoramiento de nuestras condiciones laborales es evidente, llegamos a diciembre sin paga extra, se nos comunica que desaparecerán centros públicos (mientras que las condiciones para los concertados son totalmente distintas y menos exigentes) y no pasa nada. Hacemos un claustro para informar las novedades de las fusiones (totalmente arbitrarias y sin estudios serios detrás) y en el turno de ruegos y preguntas solo una profesora de inglés que está de paso pide una votación para ver el posicionamiento del claustro y si es posible algún tipo de plataforma para organizar una respuesta. Y llega la (relativa) sorpresa de que de los casi 90 miembros claustrales solo 35 están en contra y unos 25 se abstienen (el resto ni está). Lo peor es que creo que esta indiferencia es extensible a gran parte del profesorado.

Las huelgas no sirven de nada, las manifestaciones (que se multiplican como setas con la lluvia y dispersan) tampoco, otras medidas no son contempladas y cualquier propuesta para intentar revertir la situación ya ni es escuchada, de modo que la única salida posible es dejarse llevar, agachar la cabeza, cerrar los ojos y dar un pasito hacia delante, donde ya no hay suelo que pisar.

domingo, diciembre 09, 2012

LOMCEando, que es gerundio

Imagen extraída de Paridas Club

Que viene, que viene, que vino que vino... Y vino peor de lo que pintaba, que ya es decir, a pesar de que alguna barrabasada queda fuera (como eliminar el bachillerato de las artes escénicas). 

El anteproyecto de la LOMCE ha sido noticia en los medios por las habituales polémicas que llaman la atención (que si Educación para la ciudadanía fuera y la alternativa para Religión dentro, que si la nacionalización del catalán...; si a esto último añadimos el posicionamiento del mundo del fútbol en contra y que un futbolista hable de algo sobre educación ya es el acabose), si bien parece que en los claustros hay una renuencia inexplicable a debatirla y posicionarse, algo que debería ser obligatorio en todo el Estado (¿qué pasaría si todos los claustros de España dieran datos numéricos concretos sobre la aceptación o no aceptación de dicha ley?). Claro que a lo mejor leer la ley es demasiado esfuerzo...

Sin entrar a valorarla más en profundidad -solo he leído el preámbulo, que ha sido ampliado a 14 apartados, en vez de los 3 del borrador inicial-, los derroteros ideológicos de nuestro gobierno y los titulares de la prensa inducen guanto menos a le inquietud: La reforma gira hacia la concertada, El ministro negociará fórmulas distintas a la financiación en centros privados «si garantizan la misma eficacia» (subtitular de Abc, que contiene una entrevista a Wert que no pienso leer, aunque por encima se ve que tres cuartas partes de las preguntas van en el sentido de la preocupación por el catalán), Cospedal defiende un modelo educativo que sea la envidia del mundo occidental (pues si lo defiende ella, que cunda el pånico), Educación da cobertura a los polémicos docentes nativos contratados en Madrid...

Nada bueno se podía esperar si Wert solo atiende las peticiones de la Iglesia (y eso que cada vez son más notorias las injusticias que conlleva esta asignatura) o de las Comunidades afines, así que la tan cacareada 'C' de la Calidad en realidad hace referencia a la Contrarreforma. Esta ley es la séptima gran reforma de la democracia y aunque era necesaria una revisión, es imposible que dicha ley sea consensuada por los principales partidos políticos o que los profesores intervengan de alguna manera en un proceso tan importante.

La pregunta es: ¿dejaremos vía libre a la privatización (encubierta con toda esta especialización de centros que van a traer "fusiones"), o lucharemos con -parece al menos desde fuera- la misma unidad que nuestros compañeros de la rama sanitaria, quienes han conseguido filtrar a la prensa un dato que suele tergiversarse, que lo privado es más barato: "Cada cama 'privatizada' le cuesta a Madrid 665 euros más que una pública"?

lunes, noviembre 26, 2012

Pasen y pisen, por favor

Poco a poco, los datos de las fusiones se van conociendo y cuanto más se sabe, peor parece: además de ser una medida repentina y agresiva (y un preludio de lo que está por venir), no por menos meditada tiene pinta de más manipulable. Cada día se habla de una cosa y es como si existiese margen para la negociación: si tú me cedes tu Administrativo, yo te doy un grupo más de Informática. No parece muy serio, ni una decisión basada en la tan repetida racionalización de los gastos. Seguro que el panorama dibujado cuando se comunicó la decisión de "reordenar" los centros no tiene nada que ver con el de septiembre. Y no porque nosotros hayamos revertido la situación, me temo.

Y es que el cuentakilómetros se ha disparado y el destino está tan próximo que ya no hace falta jugar a ser adivino o agorero. La cuenta atrás está llegando a su fin y solo los más optimistas o descreídos pueden desmentirlo. El proceso de demolición contra lo público llega a su fase definitiva y los principales afectados (aparte de los alumnos), después del curso pasado en el que parecía que recobrábamos el orgullo de ser docentes al servicio público, nos hemos agotado, acogotado, encogido, resignado. Pese a que el último golpe en forma de "reordenación" va a ser la puñalada más certera (véase Reordenaciones: entramos en la UCI, de Valles y Cumbres).

Sé que mi centro no es el mejor indicativo para el optimismo, pero lo puede ser para atisbar en qué punto queda una posible reacción. Porque si se piensa en el peor y más pesimista escenario de todos, en donde la desidia, el egoísmo y el sálvese quien pueda prevalece, sería difícil encontrar un lugar más apropiado.

Han pasado ya dos semanas y la reacción no termina de llegar de ninguna de las maneras. Partimos del hecho de que ni siquiera llegamos a concretar en el claustro una recogida de firmas denunciando o rechazando el proceso "reordenativo". Partimos de que una de las primeras intervenciones enarboló la bandera del mayor y más egoísta pragmatismo preguntando si no estábamos de acuerdo con la fusión, si no nos interesaba el traslado o el posible y ventajoso desplazamiento.

Las cábalas más cicateras se pusieron en marcha casi de inmediato y para qué denunciar la flagrante pérdida de recursos, el enésimo ataque a lo público, la alfombra roja dispuesta para que la concertación se reparta los restos del desmantelamiento del único sistema posible para defender la igualdad social. Y es que parece que la opción de informar a las familias está detenida, como si eso fuera a suponer una merma para el posible centro de destino de la mayoría, el Falla. La irreversibilidad del proceso se antoja incuestionable y las previsiones un poco menos cortoplacistas donde las fusiones (unidas a los incrementos de ratios y de horas) nos depararán despidos masivos y un proceso imparable de desplazamientos hasta dar con nuestras lecciones en centros concertados (amén) o directamente en la puta calle. Pero no por eso es motivo suficiente para reaccionar, según parece.

martes, noviembre 13, 2012

¿Por qué lo llaman reordenación cuando quieren decir privatización?

Atraco a mano armada del AntiRobin Hood
Ayer fueron citados siete centros de Móstoles, aparte de otros de la zona sur. Había cuatro puntos:
  1. Viabilidad de los centros.
  2. Mejora de la oferta educativa.
  3. Consolidación de las plantillas de los centros.
  4. Reorganización de la FP.
Se pueden resumir en uno: hay que reordenar la zona sur. Actuaciones: fusionar centros y transformar los centros en FP.  En Móstoles, las fusiones planteadas son las siguientes: el Octavio Paz (que nació de la fusión hace poco de El Cañaveral y el Ana Ozores) se fusiona con el Nebrija, aunque la jugada se complica con el pase del Juan Gris al Octavio Paz (el dato seguro que está mal porque no lo entendí muy bien, me pareció un traspaso a tres bandas de la NBA). El Luis Buñuel pasa a ser centro específico de FP. Sus alumnos de la ESO se van a Los Rosales y recibe grupos del módulo Servicios de la Comunidad y Artes Gráficas del Europa. Por su parte, el Felipe Trigo queda como centro específico de FP y se recibe a los alumnos de Administración del Buñuel. La ESO y el Bachillerato pasa al Falla.

Un tetris complicado que se resume en que si había dos centros, quedará uno, por más que disfracen la realidad. Con estas fusiones, desaparecerán el Luis Buñuel, el Felipe Trigo y el Octavio Paz. Lo "extraño" es que el Ayuntamiento está conforme con estos cambios que permiten que centros públicos desaparezcan. Es el preludio a la ley de la LOMCE, por la cual los institutos públicos tendrán que especializarse: unos darán el bachillerato de artes plásticas, otros el técnico, otros la ESO... Lo que se avanza en la zona sur se aplicará en toda la Comunidad de Madrid (y, por extensión, al resto del Estado, que la sombra de Wert es alargada) más tarde o más temprano. Esta especialización supondrá el cierre de muchos centros. Los que sobrevivan en esta primera fase no tienen asegurado su pervivencia después.

Hay que recordar que ya en nuestra Comunidad la friolera del 49% de la oferta educativa que se oferta forma parte de la enseñanza privada. Se pretende que de los 50.000 profesores (incluidos maestros) las cifras se reduzcan como máximo a 38.000. No hace falta ser un genio en matemáticas para ver que si se fusionan centros, se aumentan ratios y horas lectivas, sobramos una cantidad importante de docentes. Por ejemplo, en las especialidades de Dibujo, Música y Educación Física se verán abocadas a que sus profesores con oposición pero sin plaza tendrán que hacer sustituciones. Los interinos, fuera.

El movimiento contra la Pública es imparable y ahora más que nunca el ritmo es vertiginoso. Una fusión y su subsiguiente reordenación de la plantilla no significa la salvación del centro. Por lo visto, la Comunidad de Madrid no admitirá que haya institutos con menos de 16 grupos de la ESO y 4 de Bachillerato. Un centro fusionado que empiece a perder alumnos correrá el sino del Octavio Paz, cuya fusión ha derivado en desaparición. 

Desplazamientos forzosos, personal sobrante por una parte, menos grupos en el cómputo total, sí; pero no todo es ahorro: se requerirán obras para adaptarse a los cambios, se perderán los recursos empleados para dotar a los centros de material, las remodelaciones emprendidas años atrás para que los centros específicos de FP pasaran a albergar también la ESO volverán a su punto de origen (un ejemplo: en el Felipe Trigo el año pasado hubo que invertir 50.000 euros para que el gimnasio del colegio cerrado Tierno Galván pasase al Trigo. Ese dinero, un año después, se puede considerar tirado a la basura). Luego nos venden que es un tema económico. Que no nos engañen: los recortes tienen un cariz ideológico y el horizonte es la privatización.

Y ahora, ¿qué hacemos los profesores y las familias implicadas en la educación de sus hijos? ¿Permitimos sin más que estas imposiciones que vienen de fuera del tejido educativo sin ningún criterio pedagógico se lleven a cabo, o nos uniremos de una vez por todas para hacer fuerza y tratar de impedirlo? Mientras todo se reduzca al localismo bananero de querer salvar nuestro IES particular y nos desentendamos del IES vecino que pierde comba, mientras pensemos "que se apañen los de Móstoles o los de la zona sur", mientras que creamos que nuestra plaza definitiva no la tocan porque mi centro tiene línea X por encima del mínimo, mientras que creamos que Infantil, Primaria, Secundaria, FP, Universidad no sufrirá las mismas consecuencias de los recortes, haremos el juego a los gestores que piensan en términos más ambiciosos. El negocio de la Sanidad y la Educación es demasiado goloso para nuestros queridos explotadores y de momento no nos hemos conseguido concienciar de que o vamos juntos o la unión llegará cuando hayamos dejado de ser profesores de la Escuela Pública.

lunes, noviembre 12, 2012

Más consecuencias de los recortes: adiós al Felipe Trigo


Con la habitual manera de proceder para asuntos importantes (iba a poner educativos, pero lo vemos en cualquier ámbito), hoy nos hemos enterado de que nuestro centro dejará de impartir el año que viene la ESO y Bachillerato. Quedará como centro exclusivamente de ciclos. Mañana nos lo explicarán más detenidamente en un claustro, pero parece una decisión irrevocable. Se nos fusiona con otro centro y listo. Se recoloca a profesores y alumnos y aquí no ha pasado nada y ni siquiera perdonen las molestias. A obedecer y a callar. Nada de preguntarse quién toma este tipo de decisiones y en base a qué argumentos. ¿La comunidad educativa nada tiene que decir? ¿Y el tejido social de Móstoles? Y por otra parte... si esto se confirma, ¿no pasa nada?, ¿lo vamos a permitir?, ¿vamos a dejar que desaparezca otro servicio público?

Y es que esta noticia queda y quedará en un segundo plano y será una gotita más en el océano de las pérdidas y de los recortes. No es el primero ni será el último, aunque parece que cada vez los movimientos que conllevan el cierre de grupos, de bachilleratos y de centros incrementan de modo más vertiginoso. Nada más que los afectados (aunque conociendo el percal ni eso) se moverán para tratar de evitar lo que parece inamovible y por más que exista una presunta movilización de familias y se multipliquen las iniciativas en defensa de la educación pública, volveremos a recibir las consabidas excusas que hablarán de la optimización de los recursos, de los sacrificios por culpa de la crisis y de las demás monsergas repetidas. A no ser que todos nos unamos (y aún así será complicado), el Felipe Trigo será otra víctima más de la voracidad privatizadora (porque los centros concertados, por supuesto, no se cierran ni se fusionan).

Yo estoy en expectativa y aunque llevo cinco años en este centro, acabaré en otra parte, por lo que no me afecta tanto la noticia como a otros compañeros que llevan décadas allí salvo por el hecho de la pérdida de otro recurso de todos y para todos. Lo grave es que tal y como vamos, esto mismo volverá a pasar en otra parte y acabaremos siendo una profesión trashumante cuando no en peligro de extinción. Hay que pensar que si el mecanismo imparable de destrucción de centros públicos sigue este curso, la cantidad de profesores que sobran es difícil de imaginar. ¿Para qué tanto docente si podemos juntar más alumnos por clase? Y además, ya lo dice la LOMCE: los institutos tienen que especializarse. Leía en Valles y Cumbres que habrá que ver por dónde va la Marea Verde el miércoles y viendo el panorama, la respuesta debería ser contundente. Porque la ruta iniciada solo lleva a un final: no habrá más IES a los que poder desplazarse...

domingo, noviembre 11, 2012

No ir a la huelga es como no ir a votar


Se le puede llamar acto de irresponsabilidad, de cobardía, de sumisión. Se le puede llamar de muchas maneras, pero aquel trabajador que agacha la cabeza o mira hacia otra parte, aquel trabajador que lleva al hombro una escopeta cargada de excusas (con una huelga no se consigue nada, es darle dinero en balde a la administración, los sindicatos son unos vendidos...), está cometiendo un error de tanta consideración como no ir a votar en día de elecciones porque está cansado de que todos los partidos políticos sean el mismo cero a la izquierda y está convencido de que es lo mismo un partido de derechas (PP, CIU) que uno de izquierdas, o que si votaba al PSOE y este se desmorona por méritos propios, no cabe ninguna otra posibilidad, como si no existiesen otros partidos (IU, UPyD) u otras alternativas (partidos minoritarios).

El caso se agrava si eres funcionario y no pende la espada del despido sobre tu cabeza (cosa denunciable, por otra parte, pero  bueno, aquí vale todo y no pasa nada): has visto empeorar tus condiciones vertiginosamente y el futuro próximo (ver Grecia o Portugal) es formar parte de la lista de los casi seis millones de españoles. Si no haces huelga el 14N estás aceptando que te quiten la paga extra de Navidad, que te hurten días festivos, que te quiten o congelen sueldo, que te llamen vago, que te culpen de los males de este país.

No digo nada si formas parte del cuerpo de la Sanidad y ves que la privatización se incompatibiliza con el estado de bienestar y con el agravante de que cuando argumentan por qué es beneficioso vienen con la milonga de que es para ahorrar y con que no hay otro remedio (dejan la frase a la mitad: no hay otro remedio para poder enriquecerse, que 400 millones de euros son muchos millones). Si no haces huelga el 14N te parece estupendo que cedan los hospitales públicos a las empresas privadas del marido de la Cospedal y de Rodrigo Rato, o que no se atienda a los sin papeles o que te claven un eurito por receta. Lo dice muy clarito, como siempre, Elvira Lindo en Privatizando.

Y qué decir si eres profesor y llevas más de un año con ataques continuos a la Educación Pública y ves en el horizonte su próxima desaparición (vía LOMCE). Repetir los motivos que deberían llevarte a la huelga el 14N es casi sonrojante, pero tú sabrás si defiendes tu profesión y unas condiciones mínimas digas para ejercerla o si pilateas y aceptas su ejecución. Tú sabrás, si tienes hijos, si te parecen justas y aceptables las abusivas tasas, el progresivo empeoramiento de las universidades y de los centros educativos. Por si acaso, un motivo más, la penúltima ocurrencia: en Baleares transmitir tu opinión personal estará penado con el despido, que para eso nuestros gobernantes secuestran los medios de comunicación en su favor (Madrid sigue los pasos de Artur Mas y se gasta 56,3 millones en 'apoyar' a la prensa). La entrada de Toni, Hacia un mundo rentable (Re(paso) de lengua) explica la trampa de pensar en términos de rentabilidad, lo cual deriva en un proceso privatizador que está a punto de devorar el sistema educativo español y debería estar en todos los corchos de todos las salas de profesores de todos los institutos y colegios.

Pero ojo, que la huelga también afecta a los estudiantes. Tasas, un horizonte próximo con una ley educativa segregadora y mercantilista, un porcentaje inconcebible de paro juvenil, una universidad que será inaccesible o una carga semejante a una hipoteca (el inefable Wert, a quien estaremos apoyando, a quien refrendaremos si no vamos a la huelga el 14N, propone un plan de préstamos a universitarios maravilloso). Si vas a clase o si no vas simplemente para pelarte unas cuantas asignaturas, estarás dando vía libre a que lo que era el derecho de la educación se convierta en un privilegio.

Estamos inmersos en un estado descompuesto y son ingentes los casos que nos deberían arrastrar a perseguir un cambio: mueren cuatro chicas a la salidad de un macroconcierto, pero nadie ha tenido la culpa y la alcaldesa -a la que encima no votamos- se permite el lujo de irse a un SPA en Portugal a pesar de todo en vez de dimitir o ir a la cárcel; nuestra casta política indigna e inútil se preocupa de sus propios intereses en vez de defender los de la mayoría (Patxi López se blinda una jubilación de 50.000 euros vitalicios, Elena Valenciano se arrastra penosamente por conseguir un puñado de votos, el Senado se cubre de gloria entre contratos de móviles y llamaditas al 902); el  chanchulleo (o choriceo) de los asesores puestos a dedo sangra porque a los enchufados no les llega el momento de apretarse el cinturón (empezando por los de Rajoy) y encima demuestran su ineptitud y falta de preparación hasta límites denunciables, como la asesora de Aguirre, que formaba parte del Comité de Auditoría de Bankia sin saber de contabilidad); la crisis no va con los grandes empresarios (por ejemplo, los jefes de 'El País' se repartieron 1.039.000 € justo antes de que el diario entrase en pérdidas) ni con las grandes fortunas (Calatrava traslada a Suiza su sociedad patrimonial con casi 40 millones de euros en activos): al contrario, hacia ellos, como al de Eurovegas, hay otro tipo de consideraciones como cambiar leyes a su favor; hay personas que pierden la vida por culpa de desahucios injustos (como la de Barakaldo), mientras que PPPSOE han manejado y vetado alternativas durante la crisis, y es que "la ley está para cumplirla", ¿verdad, Ana-deja-la...?; en fin, que otra política es posible para impedir que los más indefensos sufran las consecuencias de la incompetencia de nuestros dirigentes (Cospedal reduce un 42% la partida de comidas en residencias de mayores y discapacitados) e incluso para salir de la crisis: Madrid recaudaría 3.000 millones recuperando los impuestos a los ‘ricos’ frente a los 83 del euro por receta. Y eso hay que defenderlo ejerciendo nuestro derecho a la huelga el 14N, gritando bien fuerte que yo no quiero formar parte de este sistema.

Si pensamos que ejercer nuestro derecho a huelga o nuestro derecho al voto es un paripé que no sirve para nada, olvidemos esa palabra que al menos hace no tanto les gustaba repetir a nuestros dirigentes, eso tan vacuo de la democracia (totalmente de acuerdo con los planteamientos de Agustín Moreno en Qué guerra hemos perdido). Encojámonos de hombros y permitamos una nueva dictadura, que no tuvimos suficiente con Franco. Sigamos permitiendo que la injusticia sea el sustantivo más apropiado para explicar nuestra realidad. Sigamos dejando que imágenes como las de El Roto hablen más que mil palabras:


jueves, noviembre 01, 2012

Apuntes a los Preliminares de la LOMCE

I
La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y las cotas de prosperidad de un país
Con esa definición se parte en el Anteproyecto de ley de la LOMCE. Me ha chocado dicha definición y he buscado otras que me resultaran más reconocibles. Aquellas que hablan de transmitir "conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar", de la socialización, de que implica "una conciencia cultural y conductual". Por no remontarnos a la etimología (para qué, si esas cosas van a quedar fuera del currículum), que habla de "conducir" (educare) y de "extraer" (edudere, sacar algo del Hombre). Bueno, esta última no se pierde del todo: hay que extraer del alumnado su contribución a la cadena de montaje de la que formará parte.

Se habla en ese primer párrafo de "competir, arena internacional, puestos de trabajo de alta cualificación, crecimiento económico, ventajas competitivas, mercado global". El desarrollo personal, la integración social (esa que tanto le gusta a nuestro ministro en las clases concurridas), los conocimientos y el aprendizaje se deja para el segundo, como de refilón.

Luego llegan los datos: positivos como la universalización de la educación, pero sobre todo negativos, como los "pobres resultados en las pruebas de evaluación internacionales", las altas tasas de abandono escolar y el reducido número de alumnos excelentes (otra demostración más de que esta ley ha rozado poquito nuestras aulas, porque yo he convivido y convivo a diario con un montón de alumnos excelentes, que sacan lo mejor de sí mismos en condiciones tan adversas que sorprende que aún consigan aprender y avanzar cursos).
La objetividad de los estudios comparativos internacionales, que reflejan como mínimo el estancamiento del sistema, llevan a la conclusión de que es necesaria una reforma del sistema educativo que huya de los debates ideológicos que han dificultado el avance en los últimos años.

Me llama atención que se hable de objetividad (¿habrá que darles una clase de la diferencia entre texto objetivo y texto subjetivo?) y lo de "huir de los debates ideológicos". ¿Huir cómo? ¿Imposibilitando dichos debates, imponiéndonos su ideología sin más? Pero sigamos:
El principal objetivo de esta reforma es mejorar la calidad educativa, partiendo de la premisa de que la calidad educativa debe medirse en función del "output" (resultados de los estudiantes) y no del "input" (niveles de inversión, número de profesores, número de centros, etc.).
Aquí tengo que decir que me he quedado "output". "Game over". "Shocked". He rebuscado cámaras ocultas. ¿Qué significa este lenguaje? Eso sí, lo dejan bien clarito desde el principio y no pasa absolutamente nada. Para que luego digamos que nos la meten doblada, o que dicen una cosa en las elecciones y luego hacen otra. Ya se han dado cuenta de que no hace falta, que pasamos por cualquier aro. Que nadie se asuste (y ni mucho menos se sorprenda) si luego nos aseguran que la educación barata es la única vía, si sobramos profesores y sobran centros educativos.

A continuación, turno a la defensa de la diversificación de las trayectorias para los alumnos, con el fin de -cómo no- facilitar la "empleabilidad". En el siguiente párrafo, precisa que "desde 2006 el sistema educativo está experimentando una gran transformación fruto del impacto de nuevas tecnologías y la necesidad de adaptación a los principios de eficiencia y transparencia". Desde 2006 y no antes, ojo. Y tampoco añade que se vaya a trabajar en ese sentido. Está ahí y punto. Pues vale, qué bien.
Los estudios internacionales ponen de manifiesto que los países que han mejorado de forma relativamente rápida la calidad de sus sistemas educativos han implantado medidas relacionadas con la simplificación del currículo y refuerzo de los conocimientos instrumentales, la flexibilización de las trayectorias de forma que los estudiantes puedan elegir las más adecuadas a sus capacidades y aspiraciones, el desarrollo de sistemas de evaluación externa, censales y consistentes en el tiempo, el incremento de la transparencia de los resultados, la promoción de una mayor autonomía y especialización en los centros educativos, la exigencia a los estudiantes, profesores y centros de la rendición de cuentas, y el incentivo del esfuerzo.

¿Qué estudios? ¿Esos que encuentra Wert?, ¿los que le dicen, por ejemplo, que la Educación Infantil no es una etapa educativa sino asistencial? Que yo sepa, Finlandia es un país sin pruebas externas, por ejemplo, y es uno de los mejores sistemas del mundo. Y eso que ellos sí que aportan inversión en el "input" (pero vosotros, legisladores LOMCEROS, nimputo caso).

Ya en el último párrafo, se dice que la reforma pretende ser "gradualista y prudente" (prudente como el ministro), "basada en el sentido común". Pero lo mejor es el cierre:
Esta ley orgánica es el resultado de un diálogo abierto y sincero con toda la comunidad educativa.

Esta frase es la que más me gusta de todas. A pesar de que pueden seguir adelante expresando cualquier burrada, no se les quita de la cabeza lo de falsear la realidad. Aunque también es cierto: nuestra abulia, nuestra indiferencia, nuestro no rechazo unánime y frontal a esta ley supondrá en cierto modo una aceptación. Y ya cuando queramos retroceder será demasiado tarde...

En el II se incide en la lucha contra el abandono escolar, aportando datos técnicos de todo tipo. También en la Biblia del Informe PISA, que revela nuestras deficiencias en comprensión lectora, competencia matemática y competencia científica (como si esto último importase, visto los presupuestos para la ciencia en este país).

III
Los principales objetivos que persigue la reforma son, por tanto, reducir la tasa de abandono temprano de la educación y la formación, mejorar los resultados internacionales, mejorar la tasa comparativa de alumnos excelentes y la de titulados en Educación Secundaria Obligatoria, y mejorar la empleabilidad de los estudiantes.

Sobre todo interesa esto último, claro. Se repite tanto, por otra parte, que queda claro cuál es el principal objetivo. Y llegan las primeras concreciones, como la modificación parcial de la Ley Orgánica 2/2006, que se resume en las siguientes medidas:

1º) Flexibilización de trayectorias, que "permitirá que el estudiante reciba una atención personalizada" (personalizadísima entre nuestra treintena de estudiantes).

2º) Implantación de pruebas de evaluación para señalizar "cuáles son los niveles de exigencia".

3º) Esta da más miedo: "Racionalización de la oferta educativa". Racionalizar significa reducir costos con el mínimo esfuerzo (RAE). Blanco y en botella: adiós educación pública, hola escuela concertada.

4º) Aumento de la autonomía de los centros y especialización. Vía libre a más recortes, a menos vías (un poco contradictorio con lo de la diversificación de trayectorias: ¿qué van a poder elegir nuestros alumnos, si estarán cerrando bachilleratos y no se podrán ofertar optativas?), al enchufismo a través de los directores profesionales que podrán escoger la mayor parte de su profesorado.

5º) Desarrollo de las tecnologías de información y comunicación (TIC) como herramientas complementarias de aprendizaje. Tanto con los alumnos, como para la formación del profesorado. No sé si reír o llorar... A lo mejor es que nos dan cursos de "optimización de pizarras" o "la tiza y el wifi" o "control + X, versión borrador 0.2".

6º) Apoyo del gilingüismo, digo... del plurilingüismo.

7º) Impulso de la Formación Profesional. Se crea un nuevo título, Formación Profesional Básica (que parece equivaler al PCPI actual).

Y para acabar con los Preliminares o Preámbulo o como sea, que no se especifica, llega la hipocresía:
Para alcanzar este fin, revestirá asimismo especial importancia la futura ley del estatuto de la función pública docente
El rollo de la autoridad del profesor nos tiene muy hartos. Si tanto quieren dignificar la profesión docente, que dejen de bajarnos el sueldo y de añadirnos horas lectivas. En definitiva, que  nos faciliten la vida, no que nos pongan tantas trabas. O, como mínimo, que no se nos insulte tan a menudo. 

Más, mucho más sobre la LOMCE, en Valles y Cumbres. Y una reflexión imprescindible en Νησία κρηναῖα.

domingo, octubre 28, 2012

El Roto de la educación

¿Quién mejor que el Premio de Ilustración 2012 para representar la deriva educativa? Estas son algunas de sus viñetas alusivas a la educación desde el inicio del curso (septiembre).


Arriba, tenemos a los beneficiados por la LOMCE. Abajo, el lema no escrito de nuestros dirigentes políticos cuando reflexionan sobre la educación.


Así estamos y estaremos en clase...


Menos mal que nos quedarán las asignaturas importantes.


¿No nos importa el futuro de nuestros jóvenes principitos?


¿Ni cómo queda dividida la sociedad?


domingo, octubre 21, 2012

La estupidez de Wert no aumenta, se flexibiliza

El Ministro de Educación, José Ignacio Wert, cargó contra los padres que se sumaron a una huelga "radical". Y es que estamos exagerando la realidad de los recortes, vaya. Por eso nuestro ilustre mandatario remató con otra antológica perla: pasar en primaria de 27 niños por aula a 30, y de 30 a 36 en secundaria obligatoria no es subir la cifra de alumnos por clase, sino "flexibilizarla en un 20%". Además, según él, "Los estudios de la OCDE dicen que se pierde eficacia solo a partir de grupos de más de 45 o 50 alumnos" (lo que no ha aclarado es si esa OCDE es la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos o la Organización Capaz Deinventarse Estupideces).

En esa misma entrevista dijo que "no es cierto que se hayan disminuido las becas", a pesar de que el presupuesto destinado a becas ha descendido en 185 millones. En fin, que es indudable que la estupidez de Wert no aumenta, se flexibiliza, pero en porcentaje superior al 20%. Y eso que muchos se empeñan en recordar que este tío es brillante. Será de estos casos de estupidez destinada a aquellos que se creen dotados de una inteligencia superior, la estupidez más peligrosa de todas, como se está empeñando en constatar este sujeto.

Lo malo es que la sociedad está flexibilizando demasiado la tolerancia a un sistema social totalmente injusto que nos lleva de cabeza a la desigualdad social. Ya no se trata de defender algo por lo que se ha luchado durante décadas, una Educación de todos y para todos, sino que vamos más allá. Parece que no preocupa que los ricos sean cada vez más ricos, que eso no sea un problema y que se justifique con la pasividad el establecimiento de esta injusta sociedad en la que el que tenga la suerte de caer del lado del pudiente podrá vivir magníficamente y el que no la tenga se tendrá que resignar a mantener esta situación y conformarse con el bodrio que volverá a repartirse en la puerta trasera de catedrales y conventos (Manuel Vicent magníficamente dixit).

Mi estupidez también debe de estar flexibilizándose porque no entiendo cómo una minoría de la humanidad puede imponer semejantes desatinos mientras que la mayoría se deja, movidos por la indiferencia y la resignación. En países como el nuestro, democráticos en teoría, donde podemos ejercer un veto (aunque muy reducido gracias a la alergia a los referéndums) a los partidos que nos someten a medidas que  cargan contra las clases medias y bajas y permiten que los poderosos puedan escaquearse de pagar impuestos y que fomentan el enchufismo más despreciable, les seguimos votando en masa.

Y es que en el fondo no nos damos cuenta de la magnitud del desastre. Seguimos pensando que esta crisis pasará, que estos recortes aflojarán, que ni nos va ni nos viene lo que decidan arriba, que hacer huelgas o acudir a manifestaciones es un engorro innecesario que no va a cambiar nada, que la cosa no está tan fea. Hay una mayoría impermeable a recibir información que no sea la que les proporciona el Hola, el As, el Marca, la tertulia verdulera del programa de corazón de turno. El viernes, volviendo en autobús del instituto, escuchaba hablar a tres estudiantes universitarios. Durante el trayecto de media hora ni mencionaron una sola vez algo sobre estos tres días de movilizaciones. Qué va. Hablaban del pedo que se iban a pillar, del botellón al que iban a acudir, de las fotos que iban a subir al Tuenti, de que el Atleti era un sentimiento, de Gandía Shore. De las cosas realmente importantes, vaya.

domingo, octubre 14, 2012

La indecencia de la docencia

Este hueco saldrá muy rentable si es por enfermedad
Es indecente ser docente, le falta decir a nuestro ministro Voy-a-españolizarte-Wert. Es indecente, por ejemplo, que nos pongamos malos y sigamos cobrando. Al parecer, a partir de mañana, día 15 de octubre, las bajas de 1 a 3 días supondrán un descuento del 50% de la nómina. Más de 3 días, 25% más. Si tienes la fatalidad de enfermar de gravedad y superas los 90 días de baja, te reducen la nómina al sueldo base. Es decir, que para luchar contra el absentismo laboral, en vez de recurrir a los mecanismos que deberían regular el fraude entre aquellos que injustificadamenet faltan, a través del servicio de inspección (que por lo visto está más pendiente de revisar los horarios de los profesores para que cumplan las 30 horas), tiran por el camino de las sanciones. Argumentarán que persiguen acabar con el absentismo, pero queda claro que el espíritu de la medida es recaudatorio, económico e injusto. Una vez más.

Con esta medida se fomenta el ir al centro de trabajo como sea. El caso es estar en tu puesto tus 30 horas lectivas. Da igual cómo, el caso es estar. ¿Que es con gotero, o tiritando, o con alucinaciones por la fiebre, o con la palangana a mano para evacuar con celeridad? Pues que sea, pero qué es ese privilegio indecente de enfermar, por favor.

También es indecente tratar de educar, por eso quieren quitar las asignaturas que hagan pensar (ética, educación para la ciudadanía, cultura clásica) y fomentan las que consiguen adoctrinar (de ahí no mueve nadie a la religión). Y más indecente aún es exigir una educación gratuita, que le sale carísimo al Estado, con lo rentables que son los concertados (lo malo es cuando eso lo dicen las familias, como si a ellos les saliese más barato dicho concertado). 

El caso es que año tras año el presupuesto en educación baja (con el agravante de que nos quieren vender que se ha invertido demasiado dinero para resultados muy pobres y que no hay correlación entre el fracaso y la merma presupuestaria), situándonos a la cola del mundo desarrollado. La ciudadanía no le pone freno ni pone el grito en el cielo, quizá, entre otros motivos, porque la prensa no hace demasiado hincapié en todo lo que se está perdiendo (muy interesante, por cierto, este artículo en La Vanguardia sobre el coeficiente de Gini, un dato mucho más aterrador que la prima de riesgo, pues "mide el nivel de desigualdad en la sociedad" y en España ha subido 2,7 puntos en cinco años, cuando este indicador se mueve en centésimas durante décadas). Pasa lo mismo con el informe PISA. En una entrada de Soy Pública se dice que "los profesores españoles son los que más horas de formación realizan de forma voluntaria y los que más y mejor absorben las diferencias sociales de la zona en la que se inserta en centro educativo". Pero se ve que tampoco interesa difundirlo.

Eso sí, por fin, parece que los padres se ponen las pilas. Imagino que la acumulación de despropósitos (subidas inasumibles de tasas; despido de profesorado cuando incrementa el número de alumnos; eliminación de becas para colar sistemas de préstamos indecentes que no dan ni para diez familias necesitadas, a orden de tres libros por niño; desgravaciones fiscales si estás en cole privado o concertado; sustituciones regateadas como en un mercado persa; clases donde, después de más de un mes del inicio de curso, aún faltan profesores por colocar, gracias a esa maravillosa gestión de recursos que implica contratar a gente con un tercio de jornada, compartir centro entre distintas localidades o tener a funcionarios con plaza sin colocar) ha propiciado la movilización de la CEAPA.

También el Sindicato de Estudiantes propone tres jornadas de huelga, pero me temo que la mayor parte de nuestros alumnos se tomarán estos días para quedarse en casa en vez de reivindicar sus derechos. Incluido los estudiantes universitarios. Pero no perdamos las esperanzas. Y esperemos que esto sea el inicio de las movilizaciones que nos devuelvan el orgullo de defender una Educación Pública.

Ese orgullo que no comparten algunos compañeros nuestros que encima de haberse cruzado de brazos y haber mirado hacia otro sitio, que encima de no haber secundado las huelgas ni haber participado en las manifestaciones, echan la culpa del incremento de horas laborales (y de todos los males que les consumen) a la Marea Verde, como si hubiera sido eso el desencadenante del endurecimiento de la Administración hacia nosotros. Ese sector de docentes sí que es indecente. Y no se merece estar en el aula, enseñando (qué) a nuestos alumnos.

sábado, octubre 06, 2012

Callejón sin salida

Tres semanas de curso son suficiente como para comprobar los efectos de los recortes. Aunque pueda sonar herético que los profesores nos quejemos de nuestros horarios, lo cierto es que el incremento a 30 horas de permanencia ha vuelto a suponer una carga más que se añade a la subida del curso pasado de las 18 horas a las 20. Los huecos que antes posibilitaban preparar alguna clase, efectuar alguna corrección, descansar después de dos o tres periodos lectivos, ya no existen. Dar cinco clases seguidas es posible, como también sumar dos guardias y tener hasta siete periodos juntos en una sola mañana. En vez de tres semanas desde el inicio parece que llevemos dos meses. Entras y sales de la sala de profesores y vas a una clase, a otra, a una guardia, a otra, sin apenas respiro. Por las tardes, piensas en que con una hora y diez minutos para alcanzar la cifra mágica de las 37,5 horas laborales establecidas para los funcionarios no hay ni para empezar y sobrepasarlas es caer en una trampa en la que la vocación y nuestra profesionalidad nos depara una notable paradoja.

Porque la vida de un profesor es muy fácil. Esa frase te la puede comentar algún compañero, de esos a los que nunca ves con un libro en la mano ni preparando ninguna clase, de esos que cuando salen del instituto terminan su jornada laboral, de esos que dan mala fama al gremio porque se jactan de lo bien que viven y de lo poco que trabajan. Y, como piensan que todos son como él (o ella), decide que sus hijos irán a un colegio concertado o privado, no vaya a ser que se encuentren a alguien como ellos. ¿Hay alguna diferencia entre el profesor que cumple con su trabajo y el que se escaquea o imparte la misma clase que hace veinte años o improvisa sobre la marcha? Ninguna. ¿Eso va a cambiar con la nueva ley, esa cachonda ley que tiene entre sus siglas la 'C' de 'Calidad'? Dejemos la pregunta como retórica y no hablemos del servicio de inspección...

Cada año vemos cómo nuestras condiciones laborales van empeorando, a casi el mismo ritmo que nuestra nómina y que las condiciones de la Educación Pública. Hemos iniciado, no obstante, una empecinada marcha hacia adelante, como si fingir que no pasa nada y como si aguantar hasta que escampe nos traerá alguna solución. 

Esto no ha hecho más que empezar, y cuando se ponga en vigor la nueva ley, veremos más (y peores) consecuencias. No solo es que se eliminen asignaturas (como muy acertadamente reflexiona Fernando o Eduideas) o que se empecinen en segregar (véase en Valles y Cumbres) y encima convenciéndonos de que si mi nene no está al lado del magrebí de turno será mucho mejor, como mejor es la escuela con bilingüismo, como mejor es el Bachillerato de la excelencia. 

¿Qué hacer? ¿Seguir ignorando a ese 70% (tirando por lo bajo) de profesorado que ni secunda huelgas ni acude a manifestaciones y chuparte las tropecientas movilizaciones semanales con el escudo infatigable delante de los ojos? ¿Seguir quemándote viendo cómo el paisaje de camisetas verdes escasea cada vez más? ¿Seguir impugnando horarios ilegales para que en diciembre cambien las leyes y te dejen con el culo al aire y la expresión de estupidez en el rostro?

Se trata de participar o no en una respuesta frente a todas estas agresiones, en extender un modelo de sociedad injusta, clasista e insolidaria o ponerle freno. Sucumbir al fatalismo o aferrarse al clavo ardiendo de la utopía en la que un ejemplo positivo redundará en una reacción por parte de los demás profesores que están sufriendo los mismos retrocesos. Se trata de buscar salidas en un callejón que no tiene escapatorias.

Es difícil no sucumbir al desánimo de ver lo que te rodea. Buena prueba somos el colectivo del profesorado, un sector en teoría preparado, formado y cultivado que no ejerce su labor crítica ni salvaguarda algo que debería ser intocable. Si los profesores, con una carrera a sus espaldas, con el presupuesto de la cultura sobre sus hombros, no suponen ninguna diferencia con el acrítico y pasota ciudadano que pese a lo que está viendo sigue votando al PP (en Galicia sorprendentemente parece que van rumbo a la mayoría absoluta) o con el pasivo e indiferente estudiante de universidad que ha tenido que pagar casi el doble de lo que pagaba y se encoge de hombros y se enchufa sus cascos a los tímpanos, entonces la sociedad está preparada a cualquier rescate externo, a cualquier recorte reprobable, a cualquier medida opresora que justifique cargas policiales y declaraciones inadmisibles de un político, a cualquier corruptela diaria, a cualquier ley retrógrada, a cualquier populismo barato, a cualquier retórica contumaz y hueca. A cualquier locura.

sábado, septiembre 22, 2012

Con la que está cayendo

Me declaro oficialmente en rebeldía contra esa expresión. Me enerva hasta límites indecibles escuchar la frasecita. Es oír eso y ya tachar a mi interlocutor o al personaje (casi siempre político, curiosamente) que lo ha pronunciado en los medios de non grato

¿Qué es lo que está cayendo, aparte del estado del bienestar que casi ninguno defendemos? Vamos a ser claros, tenemos un país al borde del subdesarrollo, si es que no lo estamos ya. No hemos conseguido defender lo realmente importante y pasamos olímpicamente de las decisiones políticas que nos gobiernan. Estoy convencido de que un porcentaje amplio de la sociedad a lo sumo conoce a nuestro presidente y ni les sonará los inefables nombres de Cospedal, Montoro, Guindos, Rubalcaba o Wert. La gente lo que conoce es que Belén Esteban anuncia bingos, que Cristiano Ronaldo está triste, que se acaban de estrenar programas que ahondan en la verdadera cultura que interesa por aquí, como La voz o como Quién quiere casarse con mi hijo. Eso es lo que verdaderamente importa, no los continuos recortes, el copago de los medicamentos, la reforma laboral que aún sigue desmantelando empleos o la subida del IVA o el segundo rescate que se está ultimando. Nuestra pasividad justifica tantos desmanes.

Nos quejamos de los políticos y de su ignorancia supina acerca de la situación real del país, pero hay un porcentaje muy elevado de la población que sí, se queja de lo mal que está todo, de que hay que ahorrar 'con la que está cayendo', pero si te he visto no me acuerdo. No ayuda el sistema "democrático" que tenemos, que nos cita cada cuatro años y sin mucho margen, con listas cerradas y programas electorales que se van a pasar por el forro. Eso sí, tengo mis serias dudas de si nos consultasen a menudo en referéndums aumentaría la implicación. Solo lo que nos atañe directamente (lo que nos salpica), nos molesta. Nos movemos entre el egoísmo, el pasotismo y la resignación.

Un ejemplo clarísimo es el circo en torno a Esperanza Aguirre, recién dimitida, a quienes muchos votarían como Presidenta del Gobierno sin dudarlo. Con la cortina de humo de su salud, se libra de un juicio demoledor contra su gestión, como si eso la exculpase. Da igual, que si 30 años en primera línea, que si da muchos titulares, que si es la única que dice las cosas como son, bla bla. Que no, que esta mujer llegó vía Tamayazo, ha creado un canal de televisión a su medida saltándose cualquier valor democrático, se está cargando la Sanidad y la Educación Públicas, fomenta el enchufismo (véase su súbdita Lucía Figar, el llanto impropio de una Consejera de Educación que no puede sino significar que sin el paraguas de su valedora su existencia política no tiene sentido)... Hago mías las palabras de Carlos Fonseca en su columna de El Confidencial:

"Es lo que ha ocurrido esta semana con el cese de Esperanza Aguirre como presidenta de la Comunidad de Madrid, que hasta el PSOE ha alabado su capacidad política pese a las diferencias ideológicas.

Simple corporativismo de una clase política endogámica. Esperanza Aguirre es una política prepotente, soberbia y maleducada que ha despreciado por norma a aquellos que no piensan como ella y discrepan de sus decisiones. Su cese no puede ocultar tantos y tantos insultos, la manipulación informativa de Telemadrid y su política liberal, en el peor sentido de la palabra, que aspira convertir al Estado en algo residual y traspasar sus servicios públicos a la iniciativa privada según el axioma falso de que todo lo privado funciona mejor que lo público. Su marcha es la mejor noticia para Madrid en mucho tiempo".

 Otro ejemplo es la huelga indefinida defendida a capa y espada por la llamada Red Verde, recientemente desconvocada que CGT amparaba y que ha contado con el seguimiento del 4% del profesorado (tirando por lo alto, supongo). Estaba abocada al fracaso, pero ellos insistieron. Y si han fracasado, no será, por supuesto, por su culpa, ellos hicieron lo que pudieron, son, de hecho, los únicos garantes de la Escuela Pública, los únicos cualificados, los únicos y auténticos luchadores, la única voz cualificada en todo este tinglado. Porque la culpa la tiene "el activo boicot por parte de la administración, de la mayoría de los medios de comunicación y de algunas organizaciones sindicales". Los radicalismos a veces solo consiguen ser fuente de irrisión, hay que ser un poquito serios.

Partiendo del hecho de que quizá faltan medidas más contundentes, liarse la manta a la cabeza y no reflexionar sobre el apoyo que vas a encontrar, sino justificarte en que es lo más justo y necesario (lo más justo y necesario desde tu exclusivo punto de vista), no es la solución. Puede que dentro de unos años (no muchos) nos lamentemos de no haber secundado medidas más contundentes, pero la unión es imprescindible y eso falta, esa realidad no puede cambiarse por arte de magia. 

¿Quién tiene la culpa del fatalismo que lastra cualquier movilización de la Marea Verde? Los sindicatos, afirman una gran parte del profesorado, que no ejerce la autocrítica y se aparta el dedo acusador dirigiéndolo hacia un blanco fácilmente atizable. No importa que sean los únicos que no cejan con las actividades y las respuestas legales. Bastante hacen con un sector (el educativo) que mira hacia cualquier lado, que solo responde (y de forma parcial, disminuida) ante agresiones directas. 

Medidas que toquen el bolsillo fracasan. Medidas que nos arrastren a la calle, que no afectan a nuestra economía, no obstante, también fracasan. En las marchas del 15, las camisetas verdes no eran las mismas que en septiembre del curso pasado. Nos deberíamos llamar la "Mareílla Verde", o los "Verdes mareados". Los que secundamos todas las huelgas del año pasado vemos que sirvieron para bien poco, que un porcentaje muy superior al 50% de nuestros compañeros pasaron y miraron hacia otro lado. Y este año hay que aprender la lección. Nos repartiremos la culpa y el trabajo, en no se sabe qué condiciones, nos lo repartiremos también. No es la solución, está claro, pero también ha llegado el momento de que no carguemos con toda la responsabilidad. Vamos a seguir la senda del egoísmo:

De momento, la Escuela Pública existe. Maltrecha y vapuleada, pero existe. Por tanto, nuestros trabajos también (de momento). Los que tienen que iniciar ahora la revolución, las protestas, las manifestaciones, no somos los profesores, entre otras cosas porque unos pocos no vamos a cargar con la responsabilidad de los demás. Tienen que ser las familias, la sociedad, las que se movilicen. ¿Quiénes se ven afectados por la subida del IVA en el material educativo, quiénes ven cómo las tasas han subido, las becas casi han desaparecido, se les cobra hasta por llevar un triste tupper al comedor (ahorrándose la impresionante cantidad de un euro), las listas de espera en ciclos son ingentes, acudir a la universidad empieza a ser prohibitivo y, en general, se obliga a las familias sin recursos a llevar a sus hijos al gueto de la pública porque no pueden permitirse ni acceder al concertado de turno en el que pueden desgravar al menos sus uniformes? ¿Y los alumnos? ¿Dónde están los estudiantes?, como preguntaban acertadamente en Valles y Cumbres. Siguen adormecidos y complacientes, encantados de ver berrear a Bisbal, ver discutir a las Mujeres y hombres y viceversa, esperando la Décima, deseando ser concursantes en Gandía Shore. Sentaditos en su sofá, con sus papás y sus mamás, cambiando de canal si aparece el barbas con expresión de lunático, escudado en la bajita con voz de mala leche que nos informará de las nuevas medidas que tienen que hacerse.

Entre las asignaturas fundamentales deberían incluir la Oratoria...
Esta cita del Presidente Islas Baleares, José Ramón Bauza (PP, claro, minuto 5 del reportaje de la Sexta columna '863 días recortando', lo tendréis que escuchar porque no os creeréis lo que estáis leyendo) es para mí el indicativo de la educación de este país (y no los pobres resultados en el informe PISA o la alta tasa de abandono escolar): 
"Os quiero decir que podéis confiar. Que podéis confiar en nosotros. Que sabemos qué es lo que hay que hacer y lo vamos a hacer, y por eso hacemos lo que hemos dicho que íbamos a hacer y por eso seguiremos haciendo aquello que nos toca hacer a pesar de que alguno no se crea que vamos a hacer los que hemos dicho que íbamos a hacer"

viernes, septiembre 14, 2012

1ª parada del tenebroso curso 2012-2013: marchas del 15S

Figuración aproximada del panorama de la Educación Pública
Podría intentar explicar a gente que no pertenece a la comunidad educativa lo que realmente significa un inicio de curso ejemplificándolo en la elaboración del horario de un profesor, la de horas de esfuerzo del equipo directivo que suponen, lo difícil que es casar tantas variables y supuestos en aproximadamente una semana y con directrices de la Consejería de Educación tardías e improvisadas, pero si ni muchos compañeros lo tienen en cuenta y no se muestran razonables, sería tiempo perdido. Funcionamos a base de parches para cicatrizar gangrenas (y de vendas para taparnos los ojos), pero por lo único que peleamos es por salir a la una en vez de a las dos.

Lo que importa a día de hoy es un dato incuestionable: en nuestro centro faltan por llegar 12 profesores. El director se conformaba con que el lunes se hubieran presentado al menos 6 de ellos. 6 clases, en el mejor de los casos, que quedarán vacías los primeros días del curso. Otra consecuencia más de la política educativa actual en la que la pretendida "mejora de la calidad de la enseñanza" se alcanza a través de recortes presupuestarios, recortes que significan, entre otras cosas, la reducción de grupos, la ampliación de cupos, el despido de profesores  y todo tipo de obstáculos que en realidad encubren lo poco que interesa realizar una labor mejor planificada. Lo estamos viendo: la demolición del estado de bienestar no se vale de detonaciones masivas, sino de golpes de maza menos visibles.

Los profesores vemos cómo nuestras condiciones laborales empeoran a pasos agigantados cada curso y aún falta por llegar la LOMCE (que habla, por ejemplo, de manera abierta de "traslados forzosos de docentes"). Dar asignaturas de las que no somos especialistas se ha generalizado, muchos profesores en expectativa siguen sin destino y se verán abocados a compartir centros y asignaturas o realizar sustituciones; han conseguido borrar del mapa a los interinos y nos empiezan a colar a nativos anglosajones que no han pasado ningún sistema selectivo porque quieren implantar para la educación el único sistema que los políticos conocen, el dedismo. El panorama es negro, la convocatoria de la huelga indefinida no es una respuesta realista y aunque nos disguste el funcionamiento de los sindicatos mayoritarios, lo cierto es que el pasotismo y la resignación mayoritarias no dejan otra alternativa que seguir sus cauces porque peor aún es cruzarse de brazos.

(No es plan de ponerme pesado, pero es un error ortográfico no abrir con signo de exclamación...)

El primer paso para salir del pesimismo se da mañana partiendo de la Consejería de Educación. Tengo ganas de volver a ver las camisetas verdes y deberíamos estar el mayor número de profesores en la calle protestando por todo esto. Pero no solo me gustaría ver Alcalá plagada de profesores, sino también a las familias y a nuestros alumnos, que son en realidad quienes pagan todos estos despropósitos contra la Escuela Pública.

lunes, septiembre 10, 2012

Marchando un tercio de profesor

Mientras Esperanza Aguirre esquivaba el tupper de la madre indignada, en el instituto seguíamos esperando la llegada del profesor que nos faltaba

Esto que podría ser casi un microrrelato sería incorrecto, ya que no esperamos un profesor exactamente... Antes de resolver el acertijo, repasemos un poco:

Vemos a docentes traídos a dedo de Escocia o de Irlanda por cumplir el imprescindible requisito de saber inglés y oímos a un ex presidente diciendo que el estado del bienestar es inaceptable. Pase lo que pase, se abran los centros bilingües que hagan falta, siempre nos quedará, por suerte (para los que podrán repartirse el pastel, claro), Eurovegas.

La incertidumbre sobre casi todo en la Pública se extiende casi hasta el primer día de clase. Se retrasan al máximo los destinos definitivos, muchos compañeros (incluso funcionarios en expectativa) siguen sin conocer dónde darán clase (y con qué tipo de vacante, dando quién sabe qué materia "afín"). 

Lo que sí se sabe, al menos en nuestro instituto, es que tendrá que venir un profesor a nuestro departamento que cumpla el siguiente requisito:

Ser un tercio. No de cerveza. No el militar de los Austria para que luche con denuedo contra el fracaso escolar. Sino que venga con un tercio de jornada. Estamos hablando de un profesor que vendrá a dar 7 horas de clase y que recibirá el tercio de sueldo. Ese es el tipo de plazas que están ofertando. Esta es otra consecuencia de los recortes. Esta es la calidad de la enseñanza que encima tienen el rostro de pregonar.

martes, septiembre 04, 2012

Dialéctica esquizofrénica para empezar


Fin de la tranquilidad. Se acabaron las vacaciones, julio y agosto vuelan. Vuelta al tajo, a los madrugones, a las prisas, a las exigencias, vuelta a empezar. Tampoco es para tanto, y menos después de tres meses de tocaros las narices, ya está bien de tantos privilegios, hay trabajadores que llevamos más de un mes currando y no lloramos tanto. 

Después de los exámenes de septiembre, a empezar un nuevo curso, cada vez antes, cada vez en peores condiciones. No hay nada resuelto, salvo las mismas incertidumbres: menos profesores, más interinos (y gente con plaza) sin trabajo, más horas de clase, menos sueldo, más alumnos por clase... En mis tiempos éramos 40 en clase y no pasaba nada, mira dónde estoy. Además los interinos son gente que no se ha sacado una oposición y sobra. Y seguís trabajando menos que la mayoría de la gente, vergüenza debería daros, que tenéis trabajo para toda la vida.

En vez de aguardar con ilusión el nuevo curso, las circunstancias conspiran para que un trabajo necesario y fundamental sea una carga, una tristeza. El sino de la escuela pública cada vez se ve con más pesimismo, como ocurre en casi todos los órdenes de la sociedad. Estamos gobernados por personajes que desprecian la democracia (solo hay que ver a Esperanza Aguirre cargando contra los periodistas de su cuerda porque les había dicho que no acudieran al incendio, si eso no es propio de una dictadura, que me digan lo que es) y que incurren casi a diario en incompetencias y corrupciones, pero no pasa nada, se ve como normal que nadie dimita ni se le exijan responsabilidades. Vemos que se aprovechan las circunstancias para aplicar medidas neoliberales que llevan toda la vida tratando de promover y seguimos pasivos, cruzados de brazos. Estos rojos, siempre metiendo cizaña, en estos tiempos tan duros que necesitan de que todos arrimemos el hombro y que comprendamos las duras y necesarias medidas que el gobierno anterior ha obligado a imponer. Qué poco patriotas estos maestrillos a los que les han tocado sus derechos y por eso están rabiosos. Más horas deberían trabajar, que lo suyo no es nada, no como el obrero que levanta un edificio o el agricultor que trabaja de sol a sol las tierras, y a Esperanza Aguirre no la toques, que es de las pocas en política que dicen las cosas como son.

Observamos con estupor cómo el peor ministro de la historia (la última suya ha sido la de decir esto: "técnicamente nadie puede decir si un cuaderno lo va a usar un niño de sexto de Primaria o un arquitecto"; técnicamente, no se puede decir si este tío es tonto o se lo hace) defiende las subvenciones a colegios que segregan porque se pasan por el forro las sentencias desfavorables. O que se instaurarán clases sociales en los coles: los que tengan para pagarse el comedor y los que sólo puedan pagar la "tasa tupper" (por cierto, desde aquí le aconsejo a Aguirre que los profesores no solo cuidemos el comedor, sino que le hagamos la comida a los niños, y así aprovecharíamos más; ¡ah!, otro motivo de dimisión de la incompetente de la Figar podría ser el de no conocer las condiciones laborales de las empresas que contratan).  ¿Y los socialistas, qué? De ellos no os quejáis. Mirad cómo no decís nada de Andalucía y los ERE, la de millones que han robado, lo que pasa es que eso no os interesa decirlo, siempre arrimáis el ascua a donde os interesa.

Y Sandra Moneo, diputada y secretaria de Educación del Partido Popular, se permite el lujo de escribir en El País que hay que evolucionar en el sector educativo para mejorar su calidad. ¿Cómo?: 
"refuerzo de materias instrumentales, evaluación del sistema, flexibilidad del mismo, impulso de la Formación Profesional. Sin olvidar el elemento fundamental para la mejora de cualquier sistema educativo: el profesorado" (¿qué profesorado, el que están echando con tanto recorte?). 
Venden la moto, por ejemplo, con lo de que hay que evaluar externamente para ayudar a los alumnos con más dificultades, pero seguro que estos alumnos no acaban en los centros concertados de su cuerda, a pesar de las subvenciones recibidas. Hablan de que haya más posibilidades para los alumnos, pero quieren eliminar la vía del PCPI. Y me río del párrafo que defiende a los profesores. Desde luego, esa defensa de alguien que pertece al partido que nos ha empeorado las condiciones a una velocidad de vértigo, es cuanto menos paradójica. Hace falta mano dura, la LOGSE permite que los alumnos pasen de curso sin aprobar, no exige a los alumnos, que cada vez están peor preparados y por eso el fracaso escolar es tan elevado. Lo que pasa es que con las evaluaciones se verá que muchos profesores no hacen nada y no quieren que salga a la luz los pobres resultados. Se os va a acabar el chollo.

En fin, que las cosas van a peor y sin embargo parece que no pasa nada. Sin llegar al extremo de aquellos que piden una huelga indefinida que no se va a secundar y que la mayor parte de la sociedad verá como un insulto, puesto que nuestro sector no es el único que sufre despropósitos, hay que tratar de desembarazarse del pesimismo y de la resignación, y promover una lucha, una rebeldía que habría que extender entre la mayor parte de nuestros compañeros, pero también a nuestros alumnos y a sus padres, los que van a sufrir, en definitiva, las tasas desorbitadas, los que van a ver que hay itinerarios para distintas clases, los que no van a disfrutar de los recursos necesarios, los que tienen que evitar un destino que lleva al matadero. Estáis promoviendo ideas peligrosas y nocivas, fomentando un caldo de cultivo de nerviosismo que no necesitamos. En vez de influir para mal y de lavar cerebros y de adoctrinar, dar clase, que para eso os pagan. Si en vez de huelgas dais clase, otro gallo cantaría. Y la Escuela Pública entonces no tendría tantos problemas. A obedecer y a callar.