72. De moscas y eructos

Antes de irme de vacaciones os dejé con la intriga sobre un par de temas. Uno era el del mote de una compañera y ese será el primero que cuente:


Moscas:


Situación: profe de (ASIGNATURA CENSURADA) dando sus clases sobre (MATERIA IGUALMENTE CENSURADA). Dicha profe tiene un deje al hablar un poco seseante-pijeril. O ssssea, chicossss, que tenéissss que hacer essste trabajo y ya essstá. Importante que recordéis este dato caracterizador para apreciar la anécdota.


Mientras está dando su explicación, una mosca zumba a su alrededor; de repente se para y comenta:

Ay, chicosss, creo que me he tragado una mossssca.




¿Cómo se llama su mote? Blanco y en botella (lo malo es que desde que me contaron esto, cada vez que veo a esta compañera me la imagino tragándose bichos alados y me entra la risa).


Eructos:

Antes de irnos de vacaciones, tuve un pequeño incidente en clase. Un alumno vino atravesado y no quería leer ni tirar el chupa-chups. Insistiéndole y perdiendo bastante tiempo para que al final decidiera irse a por un parte, ahí no acabó la historia, ya que al regresar profirió un aparatoso eructo, con lo que ya le dije que se fuera a jefatura. No quiso moverse, así que mandé a la delegada, ante lo cual ya quiso marcharse, pero yo no le dejé interponiéndome en la puerta:

Antes de profesor he sido segurata, así que de aquí no pasas, le dije. Y aunque al principio mostró resistencia tratando de zafarse, llegó la jefe de estudios y se lo llevó. Aún no le he vuelto a ver el pelo al muchacho, que yo estoy seguro de que no vino medicado (él no suele ser así y tiene toda una historia de depresiones y más encima).