martes, octubre 18, 2011

214. La triste realidad...

En medio de las dudas y de la pasividad generalizada, mañana un sindicato (CGT) ha promulgado una fecha añadida a la huelga que el resto de sindicatos propuso. Habrá que ver si reconsideran, cuando la incidencia sea mínima (veremos si aparece reflejado incluso en los medios), el sentido de seguir insistiendo en una línea dura contra la Administración y se suman al sector más moderado (que no indiferente o insolidario): ¿vale la pena mantener ese pulso que entre nosotros no seguiremos si el porcentaje de seguimiento va a ser tan irrelevante? Por eso decía que el problema no eran los sindicatos mayoritarios, sino ese espíritu de pasotismo generalizado.

El panorama en el que nos movemos está lejos de ese sentir. El MXJ del inicio que pasó a ser el 2-0-2-0 ahora a duras penas llega al único día de huelga. Hay que asumir esa realidad. Por ejemplo: teníamos prevista una asamblea para el lunes con profesores, padres y alumnos. Ayer había 0 alumnos, 20 padres (7 de los cuales mostraron inquietudes personales y dudas y quejas sobre nuestra profesionalidad, además de críticas solapadas a nuestras vacaciones y nuestro "morro") y 12 profesores. Me parece que el jueves volverá a bajar el porcentaje de huelguistas (en la última, 32 de 80; algunos de los 48, por cierto, encima tienen la caradura de decir que ellos no dan clases porque apoyan de manera pasiva la huelga). Da igual que nos lleguen día sí y día también burradas como estas declaraciones de Javier Restán, Dtor. General de Becas y Ayudas a la Educación, rindiendo cuentas ante ACADE. Parece como si la privatización no sólo no escandalizara, sino que fuera lo más lógico del mundo.

Así que incluso la tarea a nivel "local" de animar y proseguir a nuestros compañeros más cercanos (y alumnado y familiares) está complicada, pero no hay que bajar los brazos, por más que inciten a ello. El reto ahora más bien es ese, procurar que ese 50% ó 60% de seguimiento se mantenga en las huelgas que faltan (espero que se rectifique esa absurda jornada del 23 cuando la semana previa a las elecciones no puede ser un mejor escaparate para transmitir nuestras reivindicaciones) y, sobre todo, que sigamos aportando imaginarias acciones y que en las manifestaciones y marchas hagamos sentir nuestro, si no unánime, sí mayoritario sentir en contra de los trasvases a la privada. Y ahí la fecha clave es la del sábado 22, a las 12:00, en la glorieta de Atocha, donde tenemos que mostrarnos como una piña, emulando a los provida, profamilia y similares.