martes, julio 03, 2012

Consecuencias de la optimización de recursos (Y ayudas del transporte)

Pongamos dos ejemplos ilustradores, uno inventado y otro por desgracia no, para ilustrar el tema de los recortes/ajustes/optimización de recursos:
  • Ejemplo número 1:
Llega el político de turno y decide que para que la sostenibilidad del sistema sea posible (yo diría que para que sus dietas, sus múltiples sueldos y prebendas se mantengan, y no tenga que atizar mucho la rama de quien les da de comer, es decir, bancos y grandes empresarios, no vayan a enfadarse aquellos que les financian las campañas electorales) hay que hacer una serie de "modificaciones convenientes de los presupuestos" (voy a colaborar un poco en la creación de eufemismos).

Vamos a rascar, por ejemplo, de las basuras. Dejaremos de recoger mierda los domingos, y así arañamos un poquito porque nos ahorramos combustible, nos pulimos sueldos de trabajadores que no tendrán que venir, reducimos horarios, aprovechamos para reducir costes en reciclaje... ¡Un chollo! (porque extenderemos la medida y recogeremos basura un día sí y otro no, y así tendremos que pagar la mitad y la otra mitad de los trabajadores -sobre todo si son vulgares interinos- sobrará y nos podremos ahorrar sus nóminas). Además, afirmaremos sin lugar a dudas que el servicio no se resentirá, que era necesario una reestructuración del servicio porque era deficitario o estaba por encima de nuestras posibilidades, el basurero era un privilegiado y hacía poco para lo que cobraba (por eso le bajaremos otra vez el sueldo, de paso). Más trabajo (y peores horarios) para el que no ha sido despedido por menos dinero. Si se mueve, corre el riesgo de irse a su casa, que los tiempos son difíciles.

Quien dice basuras, por cierto, dice metro. Y vaya por dios, el caso que creía inventado no lo es tal, o no del todo.
  • Ejemplo número 2:
Llega el político de turno (esta vez de la Comunidad valenciana) y decide ir reduciendo el presupuesto para la prevención y extinción de incendios. Menos medios, menos profesionales, pero mismos resultados, defiende. Pero llega el desastre.

Hemos ardido por encima de nuestras posibilidades, en efecto (imprescindible la entrada, no se la pierdan). Ya uno no se puede sorprender de la desfachatez de nuestros ¿servidores públicos? y parece imposible que puedan defender los recortes en este campo, pero no apostaría a que alguno tergiversase justificándose y lo intentase. Las matemáticas chusqueras de la suma del quito profesionales, los cargo de horas, no actualizo sus herramientas o directamente se las quito y que dé como resultado una no incidencia en el servicio que se ofrece es una mentira. Hay un rastro calcinado del tamaño de la ciudad de Madrid como testigo (eso sí, los socialistas solo piden dimisiones si destapan un ERE, incendiar 50.000 hectáreas o quebrar el país con un sistema financiero de tocomocho no merece responsabilidades).

¿Se puede seguir defendiendo que los recortes/ajustes/optimización de los recursos no implican un deterioro de los servicios básicos, de nuestra sociedad del bienestar? La respuesta es bastante sencilla salvo para los mismos interesados de siempre, los que quieren negociar y enriquecerse de una privatización que parece la única solución posible. El resto, los que vemos que estas matemáticas adulteradas son imposibles y vemos que Wert, Esperanza y Cospedal -como principales representantes de estas medidas- son unos (***** adjetivo calificativo de connotaciones negativas y peyorativas *****), deberíamos coger el toro por los cuernos (ya que son tan aficionados a ello. A los toros, digo, aunque quién sabe si a los cuernos) y negarnos a pasar no ya por tontos, sino por imbéciles. 

Los recortes en servicios públicos indispensables se pagan. En el caso que nos toca, nos jugamos la preparación de las futuras generaciones, el futuro de nuestro país. Ciencia, investigación y educación deberían ser pilares indispensables, otras crisis históricas lo han demostrado. Que el Canal de Isabel II, Renfe, la Escuela Pública, los Hospitales Públicos, etc. pasen a manos de unos pocos que mirarán sus cuentas y no el bienestar común no arregla nada salvo el bolsillo de esos pocos que encima no declararán a Hacienda y tendrán sus cuentas en paraísos fiscales hasta que llegue alguna amnistía fiscal.

Esperemos que la tragedia medioambiental de Valencia sirva al menos para abrir unos cuantos ojos más.

PD: han salido hoy, día 3 de julio, las ayudas del transporte en nuestra insigne comunidad. ¿El motivo del retraso? No seamos malpensados. Puede que no sea simplemente joder un poco al personal (sobre todo personal interino, que tendrá que ir en julio sí o sí al instituto a que le firme el director la solicitud). Puede que el objetivo no sea ahorrarse dinero aprovechando que la mayor parte del profesorado ya no está pendiente de estos asuntos.

1 comentario:

amelche dijo...

Y no te has enterado de lo último: ahorrar no dando la merienda a los enfermos del hospital (aquí en Elche, por ejemplo, ni el zumo ni el vaso de leche, a palo seco hasta la cena) o no dar agua embotellada a los enfermos de un hospital de Castilla la Mancha.

Es el colmo de la desvergüenza.