martes, julio 10, 2012

¿Huelga indefinida? ¡Huelga general!

Leo en Profesorgeohistoria, uno de los blogs referencia de la Marea Verde, un comunicado de la Asamblea que anuncia huelga indefinida para el día 17 de septiembre para todos los niveles y etapas educativas. Cuenta con el respaldo de Red Verde y de CGT. Ya había venido oyendo que era la única solución posible, la única respuesta que podía responder a la contundencia de la Comunidad de Madrid (ya extendible al resto del Estado). Estuve en la Asamblea Regional del 31 de mayo y estaba muy extendida la opinión de que había que hacer huelga indefinida, y se propuso una encuesta a sindicatos y asambleas para medir el apoyo a las medidas futuras.

Sin embargo, leo las conclusiones de la última asamblea regional (creo), del 27 de junio, y la encuesta no ha llegado a realizarse (pensaba que se dejaba ya para septiembre), pero veo que está la propuesta ya mencionada de la huelga indefinida por parte de CGT, que la vería viable con un 10% de participación (una cantidad ridícula, por otra parte). El resto de sindicatos no se pronuncian, o no la ven factible. Proponen huelgas estatales. 

Lo que parece claro es que no ha habido aún un debate previo para dicha huelga indefinida y me parece curioso un punto concreto: durante todo el curso, el sector más radical ha pedido una respuesta más dura, la huelga indefinida, y ha cargado contra los sindicatos mayoritarios por impedirlo. Les ha acusado de no ajustarse a los derechos de los trabajadores, de ir por delante en vez de por detrás y frenando medidas más efectivas. Y ahora van ellos y hacen lo mismo de lo que se quejaban: se sacan una fecha sin consultar (¿quién ha propuesto ese 17 de septiembre?) y parece que dan salida así a un deseo mayoritario, puede que de la Asamblea. Pero ¿quién ha decidido que la huelga indefinida es la única solución? ¿Quién ha otorgado a la Asamblea -si es que la Asamblea ha decidido algo- el poder de tomar decisiones del colectivo del profesorado?

Tuve la impresión en la Asamblea que asistí que la gente que quedaba (éramos alrededor de un centenar) después de innumerables reuniones estaba muy implicada y concienciada. Me parece que deberíamos no sólo agradecer y valorar (y nos quedaríamos cortos) la labor incansable que han venido realizando desde principio de curso. Hace falta mucha convicción y mucha resistencia para no rendirse por el camino, y más viendo cómo un amplio porcentaje de compañeros ha desistido de la lucha y de las reivindicaciones, no sólo no acudiendo a ninguna asamblea (no regional, digo ya local), sino desmarcándose de las huelgas puntuales (no sirven para nada, dicen). No se lo podían permitir, pero a cambio acudirían a las manifestaciones, aunque el seguimiento a las manifestaciones también ha ido decayendo. Daba igual que siguiesen los anuncios de recortes, de aumentos de ratios, de horas de permanencia en el centro, últimamente de que julio sea también lectivo... Se agacha la cabeza y se mira hacia otra parte, como si la cosa no fuera con ellos o no hubiese solución. Es lamentable, pero ese es el sentir mayoritario.

Pero al margen de ese reconocimiento y ese agradecimiento por mantener la implicación y la cohesión, también vi un punto peligroso, y es que se habían desgajado de la mayoría del profesorado. Cada vez ha sido más habitual ver cómo las asambleas en los propios centros han ido quedando reducidas a mínimos. Las reuniones en recreos o a últimas horas contaban con una participación exigua y al final desalentaban a la minoría que ha seguido movilizada. Los carteles dejaban de leerse, los correos electrónicos dejaban de enviarse, e incluso era una especie de tabú hablar de los recortes y de las huelgas o llevar la camiseta verde (seguro que lo que pasa en mi centro es un extremo dentro de esta tónica, pero lo cierto es que el agotamiento y la pérdida de participación en estos movimientos asamblearios ha sido una constante).

Por tanto, la mayoría de la Asamblea que reclamaba la huelga indefinida no tenía ningún respaldo detrás. Representaban su propia opinión personal, no la de su centro (como mucho, representaba el 20, 30, 40% del 50, 40 ó 30% del claustro que había asistido a dicha asamblea). Y podemos estar de acuerdo en que la huelga indefinida sería la solución más coherente que deberíamos llevar a cabo ante el desmantelamiento de la Escuela Pública, de los sangrantes recortes y de la voracidad privatizadora. Pero esta acción es lo suficientemente importante como para que sea consensuada, debatida y razonada. 

Hay que tener claro qué se pretende conseguir con dicha huelga indefinida para saber en qué momento o en qué términos se terminaría si la Administración se aviniese a negociar o a dar su brazo a torcer (es difícil concebir que cediesen a todas nuestras exigencias, que se contratasen de nuevo a todos los interinos despedidos, que se aumentase el presupuesto educativo, que el avance privatizador fuera desterrado de un plumazo...). Hay que tener, a ser posible, a los sindicatos mayoritarios detrás. Y a las asociaciones de padres. Y a la de los directores. Y que se secundase en todos los niveles. En todos los servicios públicos. Incluso en todas las comunidades autónomas. Pero sobre todo hace falta mucho más que un 10% dispuesto a seguir esa huelga indefinida. Hay que contar con el respaldo si no de la mayoría, sí de una cantidad de profesores cercana al 50%. Y creo, por desgracia, que los ánimos no están tan caldeados a no ser que se hiciese una labor de concienciación en ese sentido y creo que deberíamos empezar por convencer y jalear al compañero pasivo, remiso y resignado. Y proseguir concienciando a la sociedad en general, por lo que el trabajo debería ir en ese sentido antes de precipitarnos y fragmentarnos más.

Actualización  del 11 de julio: nuestro Gobierno ha subido el IVA, ha bajado la prestación por el desempleo, suprime la deducción por vivienda y carga de nuevo contra los funcionarios empeorando su situación laboral y mermando su capacidad adquisitiva quitándonos la paga extra de Navidades. La huelga indefinida ya se ha quedado desfasada porque no creo que el sector educativo sea el único que sufre la incompetencia de nuestros dirigentes. La huelga indefinida debería ser una huelga general que no terminase hasta que este gobierno que no se rebaja el sueldo ni los privilegios, que no toca a la Iglesia, ni a la Monarquía ni a las grandes riquezas y que carga una y otra vez todos los sacrificios en el trabajador, en el jubilado, en el parado se fuese a la puta calle. O a la puta hoguera. O a la puta guillotina.

2 comentarios:

amelche dijo...

Y, encima, tienen la desvergüenza de decirnos esto:

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/07/12/catalunya/1342122163_193056.html

Juliiiii dijo...

Qué morro. Además ya han sancionado algún compañero por algo parecido: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/07/17/espana/1342513171.html

NO vaya a ser que las próximas generaciones se enteren de que tenemos unos gobernantes injuntos, que con que los mayores lo sepamos (y no hagamos nada) es suficiente...