sábado, septiembre 22, 2012

Con la que está cayendo

Me declaro oficialmente en rebeldía contra esa expresión. Me enerva hasta límites indecibles escuchar la frasecita. Es oír eso y ya tachar a mi interlocutor o al personaje (casi siempre político, curiosamente) que lo ha pronunciado en los medios de non grato

¿Qué es lo que está cayendo, aparte del estado del bienestar que casi ninguno defendemos? Vamos a ser claros, tenemos un país al borde del subdesarrollo, si es que no lo estamos ya. No hemos conseguido defender lo realmente importante y pasamos olímpicamente de las decisiones políticas que nos gobiernan. Estoy convencido de que un porcentaje amplio de la sociedad a lo sumo conoce a nuestro presidente y ni les sonará los inefables nombres de Cospedal, Montoro, Guindos, Rubalcaba o Wert. La gente lo que conoce es que Belén Esteban anuncia bingos, que Cristiano Ronaldo está triste, que se acaban de estrenar programas que ahondan en la verdadera cultura que interesa por aquí, como La voz o como Quién quiere casarse con mi hijo. Eso es lo que verdaderamente importa, no los continuos recortes, el copago de los medicamentos, la reforma laboral que aún sigue desmantelando empleos o la subida del IVA o el segundo rescate que se está ultimando. Nuestra pasividad justifica tantos desmanes.

Nos quejamos de los políticos y de su ignorancia supina acerca de la situación real del país, pero hay un porcentaje muy elevado de la población que sí, se queja de lo mal que está todo, de que hay que ahorrar 'con la que está cayendo', pero si te he visto no me acuerdo. No ayuda el sistema "democrático" que tenemos, que nos cita cada cuatro años y sin mucho margen, con listas cerradas y programas electorales que se van a pasar por el forro. Eso sí, tengo mis serias dudas de si nos consultasen a menudo en referéndums aumentaría la implicación. Solo lo que nos atañe directamente (lo que nos salpica), nos molesta. Nos movemos entre el egoísmo, el pasotismo y la resignación.

Un ejemplo clarísimo es el circo en torno a Esperanza Aguirre, recién dimitida, a quienes muchos votarían como Presidenta del Gobierno sin dudarlo. Con la cortina de humo de su salud, se libra de un juicio demoledor contra su gestión, como si eso la exculpase. Da igual, que si 30 años en primera línea, que si da muchos titulares, que si es la única que dice las cosas como son, bla bla. Que no, que esta mujer llegó vía Tamayazo, ha creado un canal de televisión a su medida saltándose cualquier valor democrático, se está cargando la Sanidad y la Educación Públicas, fomenta el enchufismo (véase su súbdita Lucía Figar, el llanto impropio de una Consejera de Educación que no puede sino significar que sin el paraguas de su valedora su existencia política no tiene sentido)... Hago mías las palabras de Carlos Fonseca en su columna de El Confidencial:

"Es lo que ha ocurrido esta semana con el cese de Esperanza Aguirre como presidenta de la Comunidad de Madrid, que hasta el PSOE ha alabado su capacidad política pese a las diferencias ideológicas.

Simple corporativismo de una clase política endogámica. Esperanza Aguirre es una política prepotente, soberbia y maleducada que ha despreciado por norma a aquellos que no piensan como ella y discrepan de sus decisiones. Su cese no puede ocultar tantos y tantos insultos, la manipulación informativa de Telemadrid y su política liberal, en el peor sentido de la palabra, que aspira convertir al Estado en algo residual y traspasar sus servicios públicos a la iniciativa privada según el axioma falso de que todo lo privado funciona mejor que lo público. Su marcha es la mejor noticia para Madrid en mucho tiempo".

 Otro ejemplo es la huelga indefinida defendida a capa y espada por la llamada Red Verde, recientemente desconvocada que CGT amparaba y que ha contado con el seguimiento del 4% del profesorado (tirando por lo alto, supongo). Estaba abocada al fracaso, pero ellos insistieron. Y si han fracasado, no será, por supuesto, por su culpa, ellos hicieron lo que pudieron, son, de hecho, los únicos garantes de la Escuela Pública, los únicos cualificados, los únicos y auténticos luchadores, la única voz cualificada en todo este tinglado. Porque la culpa la tiene "el activo boicot por parte de la administración, de la mayoría de los medios de comunicación y de algunas organizaciones sindicales". Los radicalismos a veces solo consiguen ser fuente de irrisión, hay que ser un poquito serios.

Partiendo del hecho de que quizá faltan medidas más contundentes, liarse la manta a la cabeza y no reflexionar sobre el apoyo que vas a encontrar, sino justificarte en que es lo más justo y necesario (lo más justo y necesario desde tu exclusivo punto de vista), no es la solución. Puede que dentro de unos años (no muchos) nos lamentemos de no haber secundado medidas más contundentes, pero la unión es imprescindible y eso falta, esa realidad no puede cambiarse por arte de magia. 

¿Quién tiene la culpa del fatalismo que lastra cualquier movilización de la Marea Verde? Los sindicatos, afirman una gran parte del profesorado, que no ejerce la autocrítica y se aparta el dedo acusador dirigiéndolo hacia un blanco fácilmente atizable. No importa que sean los únicos que no cejan con las actividades y las respuestas legales. Bastante hacen con un sector (el educativo) que mira hacia cualquier lado, que solo responde (y de forma parcial, disminuida) ante agresiones directas. 

Medidas que toquen el bolsillo fracasan. Medidas que nos arrastren a la calle, que no afectan a nuestra economía, no obstante, también fracasan. En las marchas del 15, las camisetas verdes no eran las mismas que en septiembre del curso pasado. Nos deberíamos llamar la "Mareílla Verde", o los "Verdes mareados". Los que secundamos todas las huelgas del año pasado vemos que sirvieron para bien poco, que un porcentaje muy superior al 50% de nuestros compañeros pasaron y miraron hacia otro lado. Y este año hay que aprender la lección. Nos repartiremos la culpa y el trabajo, en no se sabe qué condiciones, nos lo repartiremos también. No es la solución, está claro, pero también ha llegado el momento de que no carguemos con toda la responsabilidad. Vamos a seguir la senda del egoísmo:

De momento, la Escuela Pública existe. Maltrecha y vapuleada, pero existe. Por tanto, nuestros trabajos también (de momento). Los que tienen que iniciar ahora la revolución, las protestas, las manifestaciones, no somos los profesores, entre otras cosas porque unos pocos no vamos a cargar con la responsabilidad de los demás. Tienen que ser las familias, la sociedad, las que se movilicen. ¿Quiénes se ven afectados por la subida del IVA en el material educativo, quiénes ven cómo las tasas han subido, las becas casi han desaparecido, se les cobra hasta por llevar un triste tupper al comedor (ahorrándose la impresionante cantidad de un euro), las listas de espera en ciclos son ingentes, acudir a la universidad empieza a ser prohibitivo y, en general, se obliga a las familias sin recursos a llevar a sus hijos al gueto de la pública porque no pueden permitirse ni acceder al concertado de turno en el que pueden desgravar al menos sus uniformes? ¿Y los alumnos? ¿Dónde están los estudiantes?, como preguntaban acertadamente en Valles y Cumbres. Siguen adormecidos y complacientes, encantados de ver berrear a Bisbal, ver discutir a las Mujeres y hombres y viceversa, esperando la Décima, deseando ser concursantes en Gandía Shore. Sentaditos en su sofá, con sus papás y sus mamás, cambiando de canal si aparece el barbas con expresión de lunático, escudado en la bajita con voz de mala leche que nos informará de las nuevas medidas que tienen que hacerse.

Entre las asignaturas fundamentales deberían incluir la Oratoria...
Esta cita del Presidente Islas Baleares, José Ramón Bauza (PP, claro, minuto 5 del reportaje de la Sexta columna '863 días recortando', lo tendréis que escuchar porque no os creeréis lo que estáis leyendo) es para mí el indicativo de la educación de este país (y no los pobres resultados en el informe PISA o la alta tasa de abandono escolar): 
"Os quiero decir que podéis confiar. Que podéis confiar en nosotros. Que sabemos qué es lo que hay que hacer y lo vamos a hacer, y por eso hacemos lo que hemos dicho que íbamos a hacer y por eso seguiremos haciendo aquello que nos toca hacer a pesar de que alguno no se crea que vamos a hacer los que hemos dicho que íbamos a hacer"

9 comentarios:

Vallesycumbres dijo...

Enhorabuena Juli, este artículo es sencillamente genial: basta ya de mentiras, de manipulación, de corporativismo, de aplaudir la incultura y de no mover un dedo. Con tu permiso lo enlazamos en la última entrada.

Un abrazo.

Juliiiii dijo...

Hola, José María. Trataré de pasarme y vencer la distancia del idioma que nos separa.

Vallesycumbres: muchas gracias por tus palabras y por el enlace.

Gema Oñate dijo...

Enhorabuena por el artículo. ¿No te podrías presentar a las próximas elecciones?.
Mi voto lo tienes.

Un abrazo.

amelche dijo...

Tienes toda la razón. Por cierto, vengo de una manifestación en Alicante y éramos muchos menos que otras veces.

Un abrazo.

Toni Solano dijo...

Juli: ¿Autocrítica en nuestro gremio? Vamos, ya... no la ha habido nunca, ni siquiera para admitir que buena parte del fracaso escolar 'también' es culpa nuestra. Durante los últimos años se veía venir que estaban preparando el terreno -y más en las comunidades gobernadas por el PP-. Mientras muchos denunciaban esa erosión subterránea del sistema educativo, la mayoría miraba para lo suyo, para mi asignatura, para mi departamento, para mi horario, etc. Y las otras comunidades, huyendo hacia adelante, como si un país pudiese sostenerse sobre dos patas.
No me atrevo a juzgar el papel de los sindicatos, porque seguramente no existe el concepto 'sindicato' como una asociación de intereses comunes. Era evidente que una misma fuerza sindical no podía defender intereses tan dispares como los que exigían interinos, desplazados, funcionarios colocados a dedo o simplemente trabajadores de la educación; y había de todo eso, y todos hacían su clientelismo.
Por mi parte, reconozco que estoy agotado, que llevo mi tiempo protestando por los cauces oficiales, reclamando lo que creo justo a quien le corresponde, mientras otros han vivido a la suya y me han mirado como a un mosquito trompetero.
Como dices, falta educación política, pero no solo entre los jóvenes y las clases más bajas; muchos docentes, muchos profesionales públicos, muchos autónomos y profesionales liberales han votado con las vísceras y no con la cabeza. Ninguno quiere reconocerlo, pero el PP sacó mayoría absoluta y están haciendo llorar ahora a muchos de los que les reían las gracias y les aplaudían en los mítines.
Estamos jodidos, Juli. Pero al menos, como una estúpida coartada, nos aferramos al pequeño placer agridulce de comprobar que no estábamos locos, que sabíamos qué iba a pasar. Lástima que también seamos víctimas.
Un saludo y perdona por el rollo, aunque, a pesar de leerte siempre, la verdad es que llevo tiempo sin dejarte comentarios :)

Juliiiii dijo...

Gema: muchas gracias por tus exageradas palabras. Nos vemos pronto.

Amelche: somos, los profesores, el sector más indulgente que existe, lo perdonamos todo y bien pronto.

Toni: completamente de acuerdo. La culpa siempre reside en otra parte, nosotros siempre cumplimos con nuestro trabajo, incluso cuando las circunstancias claman por frenarlo para que lleguen nuestras protestas. Por eso echarle la culpa a los sindicatos es lo más sencillo. Me siento exactamente igual de exhausto que tú y me ha encantado volver a leerte, ya que contigo siempre se aprende algo, se te nota profe a leguas (aunque pueda parecer lo contrario, es un halago).

agueda dijo...

Exactamente lo que quiere el gobierno: en los años 60 el boxeo y el fútbol, en el presente sálvame y viceversa. Se ve que estamos fallando como educadores (padres, profes, políticos...)y que, desgraciadamente no conseguimos personas crítcas, creativas o comprometidas, sino más bien lo contrario; aunque también es cierto que muchos si lo son. El gobierno puede estar orgulloso, está consiguiendo todo sin resistencia, total le avalan ONCE millones de españoles...

Juliiiii dijo...

agueda: y más que le van a avalar, cuando esa mínima conciencia crítica haya quedado reducida o eliminada. Los que gobiernan ahora se toman a pies juntillas lo de que cualquier tiempo pasado fue mejor (por más que sea un tiempo franquista y anticonstitucional).

bruma dijo...

tristement