Hoy ha tocado remar. Remar en el instituto, a contracorriente; y luego ya en el Parque, con las piraguas. He sobrevivido (a ambas cosas, pero me centraré en lo segundo) y no he volcado mi canoa. Eso sí, tampoco he conseguido dominarla en ningún momento y sólo he podido navegar atravesado. Pero como digo, al menos he conservado algo de dignidad (un poco he perdido porque iba al lago como si fuese al matadero, y porque me han empapado entre unos y otros; y es que el profesor se ha convertido en una pieza cotizada: tocaba vengarse después de tanto examen y tanto trabajo, jeje).
Pero antes, como digo, ha tocado remar en el instituto y es que me han llegado broncas por todos lados: la de extraescolares, porque si no le había dicho que en vez del Parque Juan Carlos I era en el de Polvoranca y por eso el autobús estaba a las ocho y media en vez de una hora más tarde (hora que ella misma me había confirmado, de modo que no sé de dónde sale que el autobús estuviera antes, pero no es mi culpa que esta mujer no se aclare).
Y luego la del director, casi descompuesto porque primero no se le había informado de que se había extendido la excursión a los restantes cuartos, algo no exacto del todo porque mi compañera de excursión ya había preguntado en jefatura si su grupo podía ir y quien calla otorga (pero quedan informados en el centro, indudablemente), y segundo porque de un curso sólo iban tres y eso atentaba contra las normas del centro. ¿Yo tengo que privar a esos tres alumnos de una actividad porque las no sé si ocho o diez personas restantes de ese grupo no quieran ir? ¿Les castigo? ¿Tengo que saber que no se apuntarán más a la excursión cuando les ofrezco venir?
Supongo que el lunes seguirán pidiéndome explicaciones y se las daré. Ninguna bronca me va a amargar el extraordinario día que hemos pasado; las risas, las bromas y el disfrute de mis alumnos en el agua como patos; las más de cien fotos que recogen invariablemente caras de enorme satisfacción. No podría imaginar actividad de despedida más apropiada.
(A todo esto, si no hablo de la orientación, lo de orientarse con la brújula, es porque eso les ha gustado menos; y porque yo entre mi manzana y las fotos no me he enterado de cómo orientarme...)
Pero antes, como digo, ha tocado remar en el instituto y es que me han llegado broncas por todos lados: la de extraescolares, porque si no le había dicho que en vez del Parque Juan Carlos I era en el de Polvoranca y por eso el autobús estaba a las ocho y media en vez de una hora más tarde (hora que ella misma me había confirmado, de modo que no sé de dónde sale que el autobús estuviera antes, pero no es mi culpa que esta mujer no se aclare).
Y luego la del director, casi descompuesto porque primero no se le había informado de que se había extendido la excursión a los restantes cuartos, algo no exacto del todo porque mi compañera de excursión ya había preguntado en jefatura si su grupo podía ir y quien calla otorga (pero quedan informados en el centro, indudablemente), y segundo porque de un curso sólo iban tres y eso atentaba contra las normas del centro. ¿Yo tengo que privar a esos tres alumnos de una actividad porque las no sé si ocho o diez personas restantes de ese grupo no quieran ir? ¿Les castigo? ¿Tengo que saber que no se apuntarán más a la excursión cuando les ofrezco venir?
Supongo que el lunes seguirán pidiéndome explicaciones y se las daré. Ninguna bronca me va a amargar el extraordinario día que hemos pasado; las risas, las bromas y el disfrute de mis alumnos en el agua como patos; las más de cien fotos que recogen invariablemente caras de enorme satisfacción. No podría imaginar actividad de despedida más apropiada.
(A todo esto, si no hablo de la orientación, lo de orientarse con la brújula, es porque eso les ha gustado menos; y porque yo entre mi manzana y las fotos no me he enterado de cómo orientarme...)
3 comentarios:
Jajajaja, habría que vertee!
Nosotros en 1º de la ESO hicimos piragüismo y volcanos las canoas de los profes, que mucho se reían de que nosotros nos habíamos tenido que mojar para subirnos y ellos lo habían conseguido secos jajajaja, pero estas eran fáciles de manejar, sin corrientes ni nada de nada...
Un beso y a ignorar los que buscan regañar =D
Jajaja Qué mas da lo que digan después de ese buen rato con tus alumnos... Eso es lo que verdaderamente importa :)
Faithfully, Inma.
Bueno, dejemos las broncas aparte (¿a quién tengo que matar? :p) y pasemos a comentar ese maravilloso día en los barquitos más conocidos como "piraguas".
Jaaaaaaaaaaaajaaaaaaaaaaaajaaaaaaaaaaaaaajajajajaja. ¿Por qué me resultará tan fácil imaginarme tu cara de acojone? Se han juntado todos tus miedos: el agua, el sol, caerte... sobre todo el agua, jaja, con todo lo que conlleva: mojarte, que esté sucia, que te cubra, que no puedas nadar...
Qué guay, seguro que todos disfrutasteis de lo lindo y las caras de tus alumnos irradiaban felicidad por todas partes (casi casi casi como cuando les explicas las subordinadas)
Eso sí, espero que tuvieras cuidado con el sol. Que hoy abren las piscinas y empieza la temporada "por un bronceado estupendo 2009". Tienes que estar preparado :)
MOLTS BESETS!!!
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