domingo, septiembre 04, 2011

200. Otra propuesta de movilización


Hagamos algo subversivo: iniciar el curso. Pero no con normalidad, sino integrando simultáneamente las distintas actuaciones que se propongan en los claustros de manera particular o en las Asambleas de forma más general. Propongo no interrumpir las clases, sino valernos de ellas para educar (sin dejar de enseñar). 

Y es que nuestro objetivo como docentes es enseñar y educar, por lo que no deberíamos limitarnos a caminos radicales como huelgas indefinidas nada más empezar que lo único que conseguirían es perjudicar a nuestros alumnos e indignar a la opinión pública (para muchos somos unos vagos y unos privilegiados y sólo ven los dos meses de vacaciones).  

Ataviados con nuestras camisetas verdes y decorados los centros con pancartas, debemos crear un caldo de cultivo para la protesta y para las reivindicaciones. Es vital informar a las familias, porque se trata de proteger lo Público y ellos forman parte del Sistema Educativo. La pretensión es extender el compromiso con la Pública a través de los agentes del futuro, no dejarlos fuera.

¿Concentraciones?, (todos tenemos motivos: interinos, Educación Infantil, Primaria, Secundaria, FP, Escuelas de Idiomas… Tanto por separado como conjuntamente, podríamos estar todas las semanas protestando en Alcalá); ¿asambleas?, por supuesto; ¿manifestación/manifestaciones?, más adelante, y con el máximo apoyo posible. Simultáneamente a las acciones que se vayan desarrollando, no deberíamos interrumpir las clases, sino todo lo contrario: a través de ellas podemos informar y concienciar a la comunidad educativa sobre los ataques sistemáticos de la Comunidad de Madrid contra lo Público. 

En cada asignatura se podrían trabajar conceptos como democracia, Estado de bienestar, privatización, manipulación, concienciación; explicar la diferencia entre un centro público, privado y concertado (aportando ejemplos prácticos cercanos a los respectivos centros: por ejemplo, en Móstoles, han cerrado un cole público, el CEIP Tierno Galván, fusionado este curso con el Montessori, para abrir un instituto concertado, el Santo Tomás; lo que era de todos ahora pasa a ser algo al alcance de unos pocos), qué papel cumplen los sindicatos, qué supone una política de izquierdas o de derechas, en qué consiste la manipulación o la transparencia de los medios de comunicación… Sobre todo, habría que recalcar la importancia de cada persona en la sociedad. Hay que rebelarse contra el proceso de “borreguización” a las masas con el que nuestros dirigentes pretenden crear sujetos pasivos y qué mejor sitio que la escuela.

Para ello, podríamos modificar las programaciones (al menos en el primer trimestre), realizando adaptaciones curriculares en cada asignatura: en lengua, por ejemplo, a partir de textos argumentativos como artículos periodísticos que hablan de los recortes, entradas de blogs o la misma carta de Esperanza Aguirre, realizar comentarios de textos, estudiar sintaxis y morfología, practicar la expresión y comprensión lectora, entablar discusiones y debates; elaborar consignas, manifiestos, cartas para emplearlas en las concentraciones y manifestaciones... 

Mates: cálculos del dinero que cuesta una huelga, porcentajes sobre los despidos y la inversión en educación. Música: caceroladas, ruido y música como medio de expresión. Plástica: creación de pancartas, eslóganes y viñetas. Inglés: traducción de los diversos textos acerca de los recortes. Educación para la ciudadanía y Filosofía: conceptos importantes como la política, la educación... Etcétera.

Aunque siempre se evitan las ideologías en las aulas, sería también momento de alzar la voz contra las políticas privatizadoras de Esperanza Aguirre y Lucía Figar de forma directa: nos ningunean, prevarican a favor de las privadas y propugnan un modelo de sociedad que excluye y estigmatiza. Y este es el modelo que se extenderá por toda España (en Castilla se han sumado a las propuestas de Esperanza y hablan de que será una especie de piloto para todo el Estado si sale elegido Rajoy como Presidente el 20N). Nuestro deber es prevenir que esto ocurra.

La radicalización de nuestro discurso ha de ser paulatina y proporcional a lo que se vaya consiguiendo por medio de las negociaciones (si es que las hay) con los sindicatos. ¿Os imagináis los sudores fríos que recorrerían a nuestros dirigentes ante la amenaza de que los profesores efectuemos una campaña sistemática contra ellos en los centros?

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